Una de las cosas que provocan estas residencias es adaptarse a lo que va surgiendo, conocer y sumergirse a experiencias que lleven a la apertura de las creaciones artísticas. Es así como a través del Taller Aukinko conocemos el trabajo del joven tejedor local Aukan Queipul, quien realiza trariloncos y trarihues, técnicas y diseños que fueron transmitidos por su abuela Juana Colihuinca Nahuelpi. Impresionados con sus diseños y admirados ante la fuerza de la transmisión de la cosmovisión y tradición mapuche, hemos realizar una obra colaborativa que nos permita amplificar y dar a conocer uno de estos trarilonco («ata-cabeza») al resto de la comunidad de Ercilla.
El trarilonco es un importante componente simbólico de la vestimenta mapuche. Se trata de un elemento de identidad, que es llevado con gran orgullo tanto por los hombres como por las mujeres, variando en su forma. En el caso de los hombres, es hecho a mano con lana de oveja y está compuesto generalmente por símbolos, figuras geométricas o palabras que indican la identidad de la persona, o bien, su autoridad dentro de una comunidad. Se ata a la cabeza para indicar que es el lugar donde se concentra el pensamiento, la lucidez y el sitio más cercano para establecer una comunicación apropiada con los antepasados o los espíritus.
Decidimos, luego de conocer estos antecedentes, realizar un último mural que nos permita visualizar esta importante indumentaria ancestral, la cual en este momento creemos que se proyecta como un elemento de resistencia ante el despojo y atropello que ha sufrido la nación mapuche.
Junto a Celia Santi (Francia) nos hemos puesto a trabajar en un mural ubicado a metros de la plaza de armas de Ercilla. Traspasado los diseños a un muro, creemos que podrá permitir a la comunidad contemplar de manera cotidiana la belleza de estos diseños a gran escala, que quiebra al paisaje y genera una conexión con el arte tradicional de Aukan.