Viernes. Grabaciones en La Huerta de aquello que en el camino a Adolfo le llamó la atención, me hizo un par de apuntes sobre grabar nubes en movimiento y la sombra de algo proyectada sobre el suelo visibilizando el movimiento del sol. Luego, taller de pintura, le prestó su cámara a unos niños y les enseño a sacar fotografías, mientras los niños pintaban el tablero donde pintaríamos el primer cuadro, La Huerta en el presente. Organizamos un viaje a Talca para ser parte de la obra de Teatro Container llamada “Cocina Pública”, invitamos a nuestros colaboradores cercanos que ya son amigos. Llegó Danilo en la tarde, con él hicimos el cine foro y dimos “El abrazo de la serpiente”, fue un foro especial, por primera vez reinó el silencio.
La película tiene la particularidad de ser protagonizada por indígenas de la amazonía colombiana, quienes ven como la modernidad, en este caso representada por la extracción del caucho, acaba con los modos de vida tradicional de sus pueblos. La película esta hablada casi entera en dialecto, y cuando se habla en español se entiende poco, además el otro protagonista es un etnógrafo al parecer alemán, por lo que también aparece esa lengua. La narración no es común, sino que parece buscar otro tipo de lenguaje, mas bien poético, con muchas vistas de la naturaleza, mezcladas con alucinaciones. Fue una película difícil de dar. En esta proyección también tuvimos inconvenientes técnicos, ya que cada cierto rato el audio se desfasaba de la imagen, por lo que hubo que parar la película en varias ocasiones (eso es una de las cosas peores que puede pasar en una exhibición de cine). No es fácil exhibir cine, siempre rondan los inconvenientes, hay que ser precavido y tener un plan b para todo. A la función fueron alrededor de 20 personas, quizás la que mas público ha tenido. Por eso estuvimos muy nerviosos ya que la película era difícil. Incluso unas niñas llevaron un “picoteo”. A pesar de los inconvenientes y de la dificultad de la película creemos que fue un éxito, la gente se quedo y mostró interés. Al final, en el tiempo de la conversación, hablamos de las posibilidades y versatilidad que tiene el cine. De que no necesariamente uno tiene que entender todo lo que lee, o pensar que las películas tienen que tener una coherencia o entregar un mensaje claro. A veces basta con dejarse llevar por la fotografía, los paisajes, el sonido de lenguas desconocidas. Creo que los espectadores entendieron el mensaje. Me gusto ver a los espectadores como observaban a los indígenas realizando labores cotidianas: encender un fuego, mirar el paisaje, caminar. Creo que el “pensamiento salvaje”, que de alguna manera es el que la película intenta relatar, genera algo magnético con las personas, sobretodo campesinos, los acerca a un pasado que no fue tan remoto, la domesticación de la naturaleza, de las bestias, los arboles, esa distancia que se hace cada vez mas lejana.
por Carlo Mora y Danilo Petrovich