Sin duda para nuestro colectivo, la experiencia en las escuelas tiene grandes reflexiones y aprendizajes, el trabajar con los niños y niñas de Chayahue nos abrió el espacio para trabajar con las comunidades de Reñinhue y Punta Auco, y también con personas de otros sectores de este territorio. Sabemos que el tener la posibilidad de estar próximos a cerrar la residencia en un futa trawün organizado entre comunidades que arrastran problemas hace varios años, es también gracias al paso por la escuela, ya que fueron los niños y niñas quienes nos acercaron a sus hogares, con las canciones, saludos y juegos nos integraron a su cotidiano, haciéndonos parte del territorio y demostrándole a los adultos/as que mantener la sabiduría ancestral es tarea de todos. Es así como hoy cerramos en la escuela de Chayahue con una ceremonia de agradecimiento a la tierra, donde también son invitadas la familias, profesores y director. La encargada de realizar la ceremonia es la lamien Otilia, presidenta de la comunidad Reñinhue, quien en colaboración con personas de otras comunidades, invitan a los niños y niñas al sonido de trutrucas, cultrún y kaskawillas a bailar alrededor de un foye o canelo, que luego será plantado, y donde los niños y niñas realizaran una pequeña ofrenda. La ceremonia se desarrolla con mucho respeto y de forma armónica.
Una vez finalizada, toma la palabra la lamien Otilia quien manifiesta que el rescate de lo antiguo es una necesidad en el territorio, y que los niños y niñas están dispuestos y llanos a aprender, “así quedó demostrado en los pichi trawunes de la residencia” comenta, emplazando al director para que se siga realizando este tipo de actividades. Estas palabras permitieron establecer una alianza entre el director y la comunidad, para colaborarse mutuamente en el rescate y revitalización de la cultura ancestral del territorio. Luego de esto compartimos entre toda una rica comida, Afi escuela de Chayahue!!!
Por otro lado, cuando iniciamos la residencia, llegando primeramente a Pargua, conocimos a Don Raúl, director de la escuela, quien amablemente nos contó de la dinámica del territorio y sin tomar ningún acuerdo se manifestó la inquietud de ambas partes por realizar algún trabajo en conjunto. Como colectivo, pensamos que el arte además de remover conciencias y corazones, también se trata de asombro, de magia, de ternura y sobre todo de compartir y ampliar miradas, por esta razón decidimos trabajar en la escuela durante un mes con los niños y niñas del primer ciclo, debido a que el tiempo era poco y además ya estábamos andando con harto trabajo en la residencia, decidimos trabajar los miércoles dividiendo a los cursos en 3 miércoles, dejando el 4 para realizar un cierre entre todos/as.
Nuestro trabajo estuvo orientado a colaborar con el cuidado medio ambiental que desarrolla el colegio, para esto mostramos nuestra obra cuentos de la Ñuke Mapu, y después de cada función, en conjunto con las profesoras y niños/as, reflexionamos sobre el cuidado de la tierra y luego trabajamos con arcillas, lanas y telas. Acá también a modo de cierre realizamos una ceremonia de agradecimiento a la tierra y el mar, los y las niñas de esta escuela son muy ávidos por opinar y participar. La experiencia acá fue muy enriquecedora y muy grata, puesto que los profesores, auxiliares y director siempre colaboraron con nosotras, y los niños y niñas disfrutaron felices el poder compartir y disfrutar de la magia del teatro y el arte de crear de forma colaborativa, ya sea desde las lanas, arcillas o cualquier otro material. El día del cierre y luego de la ceremonia tambien compartimos una rica comida, Afi escuela de Pargua!!!