Cuando nos invitan a ser partícipe del taller de Witral, nos sentimos contentos pues nos permite conocer a más personas de la comunidad de Reñinhue y poder aprender junto a ellos.
Cuando llegamos a la Ruka, destaca la presencia de mujeres en el curso, tanto adultas como niñas, quienes señalan que el rescate de tradiciones y de conocimientos antiguos es necesario para transmitirlo a la presente generación y dar continuidad a los saberes de sus mayores.
La práctica de tejer en Witral permite reflexionar sobre las abuelas y llegan recuerdos del pasado, en donde tejían, cocinaban y cuidaban del conocimiento. El volver a tejer es entrelazar el presente con el pasado, es volver a la memoria nuestros saberes antiguos y poder crear un camino con convicción.
Es realmente emocionante cuando este grupo de personas se junta a tejer y conversa que es necesario poner en práctica el reunirse, en donde la conversación y las palabras se van entrelazando tal como el tejido. Van surgiendo historias en común, comidas antiguas y la importancia del tejido ante el frío, siendo la lana es un elemento orgánico, natural y cálido, que permite conectarnos con el aroma a tierra, a pasto, a oveja, a vida. Esta vida rural, palpitante y llena de fuerza.
Estas mujeres incuban en sus manos, una construcción constante, una historia que cuenta libremente su presente. Que vuela como uñum (ave) en el campo, siendo mágico y simple a la vez.