Hay una canción de la gran Chavela Vargas que dice “uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida”. Y haciéndole caso a esa frase tan sabia, aprovechamos un domingo para ir a Pilmaiquén a visitar a los amigos que hicimos por allá en nuestra primera residencia el año 2016 (https://bitacoraresidencias.cultura.gob.cl/volver-la-mirada-revelando-historias-en-comunidad/).
Vimos en el mapa que estamos solo a una hora de distancia y partimos temprano en la mañana para disfrutar el día. Cruzamos de la región de Los Ríos a la de Los Lagos por unos caminos interiores hermosos, llenos de alamedas, bosque nativo, praderas verdes y animales pastando.
Cuando llegamos al pueblo nos invadió la nostalgia y recorrimos Pilmaiquén recordando todo lo vivido en esos tres meses de trabajo y de habitar un territorio.
Primero nos recibió la Pati Bustamante y su esposo Yoyo con unos ricos tallarines con carne. Después la Pati Zúñiga y Nicolás nos estaban esperando con queso de campo y un kuchen de frutillas. Y para rematar el día, la Martita nos había hecho pie de limón, uno para comer con ella y otro para traernos a Río Bueno.
Estuvimos todo el día conversando y poniéndonos al día. Nos dimos cuenta, o más bien, volvimos a tomar conciencia de que habíamos cultivado relaciones muy bonitas y profundas en Pilmaiquén. Y no sólo eso, aún recordaban y valoraban el trabajo que habíamos hecho en conjunto el año 2016. De hecho, en la nueva sede social que construyó la municipalidad este año, los vecinos colgaron en las paredes todo el material que conformó la exposición “Volver la mirada: revelando historias en comunidad”. Fuimos a la nueva sede y ahí nos encontramos con las fotografías de las casas antiguas de Pilmaiquén, la serie de fotos tomadas por los niños que ahora son más bien preadolescentes y las máscaras sobre los personajes del pueblo.
Nos fuimos contentos y llenos de amor. Regresamos a Río Bueno esperando generar estos mismos lazos de amistad.