Los días transcurren en el reconocimiento de las capas de Kurarrewe y en las discusiones que esto genera. Poco a poco nos damos cuenta −o creemos hacerlo− de algunas problemáticas que no son evidentes, sino que conllevan trazos que cruzan espacios y tiempos que eran imposibles de reconocer en las primeras semanas de residencia. Modos de actuar frente a las contingencias y los asuntos que históricamente han limitado a las distintas comunidades, se manifiesta como un asunto complejo por sí mismo, mostrando dinámicas −en varios casos− reaccionarias.
Si bien estas discusiones que como colectivo hemos llevado adelante han sido parte de nuestra rutina, esto también ha estado permeado por el más sistemático contacto con los jóvenes de la comuna. Así, esta semana nos reunimos con parte de la agrupación cultural, ya que querían pedirnos si podíamos colaborarles con un festival que realizarán a fines de noviembre. Nos contaron de lo que tratará el festival, las distintas actividades y las cosas en las que podríamos colaborar, que básicamente tienen que ver con aspectos visuales de sus presentaciones, todo esto en paralelo al trabajo en el anfiteatro.
De forma que estos días, en su ritmo pausado, han sido una instancia de reconocimiento colectivo entre nosotros a través de nuestras discusiones, así como de un conocimiento que incluye más variantes de Kurarrewe y sus habitantes.