El Palín es un juego propio de la cultura mapuche. Mal nombrado hockey. Tradicionalmente jugado solo por hombres, un duelo entre dos comunidades y de tal peso, que la toma de una decisión podía pasar por un Palín, por lo que se considera un juego y ceremonia. Los palos que se ocupan se llaman wiños y la pelota Pali, que puede ser de madera o bien una madera envuelta con cuero, que a la vez puede tener pelo o no. Cada jugar tiene un Kon, otro jugador del equipo contrario, quien es rival y compañero mejor amigo al mismo tiempo. Al kon uno se enfrenta y cuida simultáneamente. La cancha donde se juega Palín es larga y angosta. Cada partida se inicia en el centro por los Lonko Palifes disputándose el pali, luego entran a jugar todos. Y esta termina al marcar un punto. Dependiendo de la zona del Wallmapu en donde se juegue, existen variaciones en cómo se inicia cada partida.
Todo lo anterior nos fue enseñado en nuestro proceso de preparación para la “Acción Palín”. Hace un tiempo con las chicas del colectivo Ñirre, habíamos ideado irrumpir la cotidianidad de Curarrehue con un Palín femenino. Creamos una estética para este acto ritual, así ideamos un vestuario que consistía en una chiripá roja, una polera y pasamontañas negro, y una máscara Coñón. Planificamos la acción, aprendimos a jugar Palín y en nuestras múltiples conversaciones reflexionamos sobre este juego tradicional.
A medio día de un día jueves, aparecimos entonces frente a la plaza de armas de Curarrehue y en la avenida nos desplegamos. Llamando la atención de quienes esperaban la micro, de los obreros en las faenas del camino, de los turistas y de los simples transeúntes acostumbrados a la tranquilidad del pueblo. Miradas de asombro como de terror nos seguían mientras corríamos detrás del Pali y celebrábamos cada marca con un afafán.
Como parte de nuestra planificación, consideramos un relacionador público, a quien se le acercaron diversas personas a preguntarle en qué consistía esta intervención.
Corrimos bastante, nos disputamos la pali y celebramos en conjunto cada punto. Sin embargo el afafán más significativo fue el que dio término a nuestra acción, todas al centro con los wiños hacia el cielo. Habíamos concretado un sueño común en el que tanto habíamos trabajado juntas y finalmente sentíamos su florecimiento.