Domingo. Estos días han sido diferentes, al calor que nos sofoca diariamente se le suma la mezcla de sentimientos que me provoca la jubilación de Herminio Hernández. Él es profesor de educación general básica en la escuela de La Huerta y, lo conocemos y queremos porque junto a su esposa, la señora Nena, han sido grandes colaboradores. El próximo martes se acaba el año lectivo, para los niños es uno más mientras que para Herminio es el último. Hoy en el cine foro proyectamos “El Maule” (1983), documental de los hermanos Patricio y Juan Carlos Bustamante, una película interesante por como se trenza la geografía y el territorio, pienso esto como un chiste donde el agua inventa las cartografías mientras los humanos tratamos de dibujar su inmensidad. La idea era propiciar una conversación sobre el Mataquito, río que determina el nombre de la localidad donde residimos (La Huerta del Mataquito) y que a simple vista no parece figurar en el imaginario de los huertinos. Cuando les preguntamos por el Mataquito a los huertinos mayores, éstos nos relatan y describen mucha actividad recreativa en su cauce, suelen recordar que cuando no había puente se cruzaba en una balsa de madera, la que describen como un piso flotante, recuerdan capear el sol sumergidos hasta el cuello, mientras, para los huertinos jóvenes el río es una presencia escenográfica, el telón de fondo para el tedio; ahora la piscina es el nuevo balneario. El río Mataquito dejó de ser un lugar de encuentro por varios motivos, según lo relatado por los mismos habitantes, la extracción de material ha generado hoyos en el caudal lo que ha provocado varios decesos por ahogo, otro motivo es la descarga de todas las aguas servidas al cauce del río. Siendo así, estas aguas ya no son atractivas, ocasionalmente algunos huertinos pescan y muchos menos se bañan en ellas, ni hablar de acampar. Las imágenes del documental de los hermanos Bustamante detonaron las memorias de los adultos quienes se reconocieron como paisaje. Las memorias gravitaron, las memorias afluentes, las memorias turbulentas, algunas imágenes se precipitaron silenciosamente a una masa informe, delgada, oscura. Compartimos las voces del río y el silencio transoceánico en un barquito que se aleja. Herminio suele estar callado, escuchando y nos ofrece comida, cerveza.
Por Carlo Mora.