Lunes. Hoy es la tercera sesión de taller que luego de una primera jornada fallida sirvió para replantear varios asuntos. Además hoy sucederán cosas emocionantes, por un lado Gastoncito retorna a su Cauquenes querido lo que siempre es una pena y por otro lado llegan las pintoras santiaguinas lo que siempre es una alegría. Las chicas son amigas desde la universidad y en varias ocasiones hemos imaginado esta posibilidad, la que al fin se concreta. El taller como siempre muy estimulante, se que suena a cliché pero digo estimulante por la variedad de sensaciones que me deja, por un lado, cierto patrón de comportamiento grupal que se reitera, no sé como nombrarlo pero reconozco en varios niños el ímpetu por fijarse en el trabajo del compañero a la hora de recordar y pintar una imagen, otro patrón que se da en algunos niños es la estrecha relación entre soledad e introspección, digo, mientras más talleristas haya en sala más desconcentración ataca sus mentes, en cambio cuando son pocos los niños pintando se concentran absolutamente y la jornada es mucho más productiva. Las chicas llegaron cerca de las 17 hrs, un poco antes de lo previsto por lo que me tuvieron que esperar en la recepción de la escuela. Fue emocionante y divertido vernos nuevamente en el hall de una escuela en La Huerta, a mas de doscientos kilómetros de todo lugar común. Acabada la sesión de pintura nos fuimos a casa, les presenté las instalaciones, conversamos sobre el proyecto, las dejé al tanto de los objetivos de su estadía y organizamos el día que se venía.
Llegó Milena y Carola, se fue Gastón.