Los oficios textiles son tremendos facilitadores de trabajo colaborativo con mujeres. No quiero recluir el textil a la tediosa tradición machista en que la mujer borda el ajuar, pero resulta que, en este mundo de “adultos serios” en el que arte es sinónimo de un juego para niños[1], el textil es estratégicamente uno de los pocos espacios de arte que las mujeres –de todo tipo– se han permitido conservar y resguardar; crear e imaginar.
Por eso, para mi es siempre tan importante trabajar con textil, la tradición de juntarse en circulo, bordar y conversar, compartir, tomar mate, café, galletas, hasta sopaipillas, y, de pronto, hablar bajito, cruzarnos, dejar de hacer pan, y estar con unas mismas: verdadero acto revolucionario.
Es por eso que invité a la Karina Pizarro, quien fundó La Fauna Fantástica, proyecto hermoso en el que se trabaja con el imaginario mitológico local bajo una técnica de escultura textil que la Karina ha desarrollado durante años, y que resulta sumamente atractiva a la vista. Con una alta exigencia en teoría del color y forma, la Karina transita por muchos temas, y hace reflexionar sobre el imaginario propio: de dónde vienen las imágenes que reproducimos, cuáles imágenes nos apropiamos, la ORIGINALIDAD de nuestras ideas, y, por consecuencia, la delgada línea entre artesanía y arte. Además, les ofrece a las asistentes del taller la posibilidad de continuar como miembro del colectivo Fauna Fantástica una vez que aprenden la técnica, con la posibilidad de comercializar sus creaciones en ferias y exposiciones.
Hasta el momento tenemos 4 artistas ya trabajando en sus propias esculturas: Rosita, Coni, Jacquie y la Pati (y la Telma que tiene un pie adentro y otro afuera, es que su marido está con lumbago).
[1] Algunos de los comentarios recopilados: “que bueno que vayan a hacer esto, nosotros los ayudamos, porque después todo queda para los niños” “¿qué hacen Ustedes? –arte. – ah! Pero eso de hobby, me refería en qué trabajan» “los hombres no van a participar de esto” “el arte es para niños”