En Huichaco ya nos conocen, saben nuestros nombres, saben dónde vivimos, qué hacemos y de dónde venimos, saben también que viene más gente.
Sin embargo me cuestiono cómo transmitir qué es el proyecto, qué es el arte colaborativo, y sobretodo, cómo transmitir que este proyecto es distinto a un curso de capacitación sence (en los cuáles les pagan 3.000 pesos por asistir a cada clase) o un taller de artesanía, no es mejor ni peor, sólo es una experiencia distinta y a veces difícil de explicar.
Entonces decidí hacer una reunión pa´ poder cantar todo más clarito, pá poder invitar con claridad. Convoqué llevando recordatorios a una reunión en la sede, por whatsapp, y pedí que la reenviaran. Imprimimos invitaciones y el tío Hugo (que después de la reunión se inscribió como un miembro activo del proyecto) las fue a dejar.
Hice también el primer logo del proyecto, con montes y vacas, pero sobretodo comunidad. En la reunión les explico que ojalá el logo mute durante el proyecto, que cambie, que no sea mi visión, sino nuestra visión.
Invité al alcalde y a la Sra. María Inés de la casa de la cultura de Máfil, ambos vinieron. Pedí difusión en FMLUZ 88.3 (la radio de Los Lagos) y me respondieron que “cualquier cosa que necesite…”
Con la Pía… en realidad la Pía, hizo brochetas de frutas bañadas en chocolate (la rompimos con la innovación), sopaipillas y otros manjarcitos. Yo preparé una presentación y decidí ser lo más clara posible: “esto no es una capacitación… o trabajamos juntos o no trabajamos”, les mostré imágenes y quedaron felices con las posibilidades del trabajo conjunto (sobretodo en el laboratorio de madera y textil).
Fue una reunión chica pero precisa, vino la gente que tenía que venir (aunque después las que faltaron querían ver fotos del “chiquillo buen mozo que viene a hacer el mural”: Simón, que llegó el martes pasado). Nos vimos las caras, conversamos como si fuéramos amigos de hace tiempo, compartiendo impresiones, comiendo y echando la talla…