Verano, época ideal para exteriorizar eso oculto que se encuentra tan abrigado por aquí en invierno. Las tardes son agradables y los espacios públicos se ven ocupados por quienes viven en Curarrehue.
Muy buena condiciones para generar una actividad al aire libre, de expresión y reunión. Así nace la idea de un encuentro de poesía. Sabíamos de la existencia de una agrupación de poetas y poetisas de Curarrehue, también que algunas chicas con las que nos encontrábamos trabajando escribían, y además teníamos amigos y amigas de Temuco que felices vendrían a participar si los invitábamos. Entonces se armó. Tres semanas: una para invitar y recopilar, otra para editar y coordinar logística propia del evento y una última para imprimir la publicación de los escritos recopilados y finalmente encontrarnos.
En particular, en el proceso de recopilación conocimos a la Sra. Silvia Navarro, poetisa de la zona, quien nos visitó en nuestra casa para transcribir sus poemas. Nos maravilló la tarde al compartirnos sus escritos, intensa sensibilidad con la naturaleza y el espíritu azul. De una gran comprensión de lo que allá afuera acontece, también nos sucede a nosotras y nosotros.
Las tareas para el evento fueron avanzando. La publicación a imprimir tomaba forma. Con los materiales en la mesa y los poemas recopilados en el computador se fue diagramando. Impresiones de prueba, un nombre e imagen oficial para la actividad aparecieron en la mesa entre bocetos y conversaciones: “Mingako” y una hoja del árbol de canelo.