Miércoles. Hoy, Ivonne hará una exposición de Libros Agrícolas, así es que en la mañana aprovechamos el taller de pintura para hacerle propaganda, porque sí, hoy también pintamos desde las 11 am hasta pasado las 14 hrs., el futuro de La Huerta no puede esperar.
Hacía calor, tanto como para aturdirse, lo que no nos impidió palabrearle a cuanta alma se nos cruzaba. Así se fue dando la mañana, finalmente nos quedamos conversando con un par de personas que nos contaron de su vida y de su pueblo. Don Ismael por ejemplo, que se llamaba igual que su padre, y a quien de niño le decían Ismaelito, nos contó que luego de muerto su progenitor comenzaron a llamarlo Lito…por otra parte, un grupo de mujeres entre 35 y 50 años nos contaron que aún cuando habían capacitaciones para el desarrollo de la mujer no existían en La Huerta negocios liderados por ellas. Más allá de las historias pude notar una alegría excepcional, es que al parecer, la espera en el paradero les otorga un momento de relajo antes de la agotadora jornada.
La mañana transcurrió entre pintura, conversación y observaciones, por lo que no imaginamos nunca que la tarde sería un poco más intensa y todo gracias al poder de las imágenes. En la actividad del cine foro pasó algo inusual, dimos “El Botón de Nácar”, documental de Patricio Guzmán. Dar esta película no fue fácil ni siquiera para nosotros, de hecho, fue un recurso al que eché mano –Carlo Mora- a última hora y me hago cargo. Ya habíamos tenido la discusión sobre si proyectar o no este documental, principalmente porque tenemos reparos narrativos, constructivos sobre dicha obra, pero bueno, en ese momento apareció como salvavidas y la puse.
Y claro, ALGUIEN se molestó por la trama del documental, se levanto y salió de la sala. Aquel sujeto preguntó por el baño y cuando cordialmente Ivonne lo guiaba, él le dice:
– ¡Ustedes no pueden pasar algo así, iba todo bien hasta que llegó la parte de aquel tiempo en la dictadura! (en referencia a las escenas del documental donde se cruza el exterminio de los indígenas patagones propiciado por intereses colonizadores y el exterminio en el tiempo de la dictadura, violencia financiada directamente por los capitales extranjeros)
– ¡Y no se deben pasar estos temas así, Fidel Castro también mató y mantuvo prisioneros que los liberó hace dos años….!
El sujeto pensó que éramos de un partido político y se equivocó rotundamente, no le achuntó con el hilo al ojal.
Aquí apareció otra razón por la cual sospechar de dar el documental famoso y aclamado. Y es que muchas personas no están preparadas para enfrentarse a sí mismos. Ahora hablaré a tono personal –Carlo Mora- y creo que en los debates debemos estar todos presentes, es decir, que cuando una invitación a conversar excluye –por cualquier motivo- a personas o ideas, hay que replantearse la manera en cómo se comunica o desarrolla la invitación. Nuestro proyecto es una instancia para comunicarnos premunidos solo de las artes, de diferentes artes -audiovisual, musical, pictórica- eso implica, invitarnos a todos a sacarnos de paseo por aquellos terrenos, ventear nuestras propias ideas con el riesgo que ello implica, que cambien. La invitación es a practicar y percibir otras representaciones para repensar y revisar desde ahí, tanto nuestro camino solitario como el devenir colectivo. Así que cuando ocurren estos lapsus yo solo me cuestiono la manera en que nos estamos comunicando, sin duda alguna el foro que le siguió a la proyección de la película hubiese sido más interesante con él que sin él, aquel espectador furioso. Lo peor, es que no se fue sólo, se llevó consigo a su mujer prácticamente del brazo, aún cuando ella en un primer momento se opuso, finalmente cedió y se marchó. Presenciar eso fue mucho más violento que unas imágenes luminosas en movimiento proyectadas sobre una tela blanca.
Pero no todo fue controversia. La citación al cine tuvo otro condimento, le sumamos una exposición de libros para la innovación y la producción agrícola, Ivonne Acosta –la realizadora de la iniciativa- espera que mañana los tomen y los abran por adelante porque sospecha que difícilmente puedan leerlos hojeándolos desde atrás…
Nos gustó la cercanía… es confortante orientar y motivar… aquí hay personas de esfuerzo y de un carisma excepcional, personas de corazón muy lindo que dan ganas de abrazarlas y salir a caminar con ellas.
Da la impresión que las personas de la Huerta de Mataquito están entre los más altos índices de felicidad en comparación con otras ciudades que hemos conocido, pero bueno, es solo una impresión al calor del cariño expresado.
La noche… los perros ladran y los sancudos pican.
Por Ivonne Acosta y Carlo Mora.