Han sido días de variados encuentros, desde visitas ilustres hasta eventos inesperados en el jardín de nuestra cabaña. Visitamos a Rosa, Ady y María, quienes nos invitan a sus casas para mostrarnos sus álbumes. Las fotos de sus archivos nos abren las puertas a relatos que nos ayudan mucho a conocer y entender la historia del sector desde una perspectiva familiar y afectiva.
El rumor de que andamos en búsqueda de la memoria a través de imágenes se expande. “Si los ubico, los hemos visto pasar varias veces por la calle”. “¿Ustedes son los de las fotos?”.Nos reconocen en las calles, una seña, un bocinazo a modo de saludo.
Al encontrarnos con imágenes, nos enfrentamos a otro paisaje, al mapa de la memoria donde el pueblo y los personajes ya no son los mismos. Algunas tradiciones se mantienen con el tiempo, otras van evolucionando. (Como es el caso de las procesiones de San Pedro y San Pablo, o los funerales en bote por el río Lingue).
Ya a más de un mes en el territorio, que si bien en un comienzo parecía hostil, nos hemos encontrado con mucho cariño y disposición en pos del levantamiento de la memoria local.
La desconfianza que de un comienzo proyectamos, se ha ido disipando a medida que van conociendo nuestras intenciones. El tema ahora es cómo evitar ser extractivistas con nuestras prácticas, cómo podemos recopilar esta memoria tan sutil e íntima de las personas devolviéndoles algo de peso que perdure en el tiempo.
Otras preguntas y reflexiones aparecen entre nosotros, de qué forma actuar, de qué forma aportar y cómo hacer que esto que estamos haciendo deje huella en la comunidad.
El tiempo se nos hace poco, 3 a 6 meses de una carta gantt no se pueden comparar con décadas en afectos, memorias y emociones.