Nos contaron que una estadística institucional determinó que en 50 años más morirá el mapuzungun en Kurarewe. Esta sentencia nos acompañó a la Biblioteca Municipal para inscribirnos y poder sacar algunos libros que nos den una perspectiva local o para encontrar algo que nos ayude a entender el devenir pewenche.
Nos recibió cordialmente la señora Marta, una de las trabajadoras a cargo de la biblioteca, con quien rápidamente nos sentamos a matear para seguir conociéndonos. Nos contó que trabaja de educadora mapuche en un colegio cercano, de la responsabilidad de transmitir el zungun y su propio Kimun a los pichequeches. Le preguntamos cómo veía estas estadísticas, las que afirman que el mapuzungun iba a desaparecer, se rió un poquito, nos dijo que eso no pasaría, que no confiáramos en estadísticas winkas, que la/el mapuche nunca deja de ser mapuche. Hablamos de un tiempo en el que se dejó de hablar por violencia, discriminación, por conseguir un trabajo o por las exigencias del desarrollo capitalista. También relató cómo los mapuches evangélicos predican en mapuzungun en Kurarewe, de cómo los weche vuelven de la warria todos los veranos a celebrar el we tripantu, que hay un despertar en las nuevas generaciones y que eso se ha notado en el último tiempo.
Cristian le contó que había tenido un pewma en el que jugaba palín y hablaba zungun de corrido, entendía y conversaba con los palife mientras jugábamos soñando. La señora Marta me aconsejó pedir en la mañana para que eso se haga realidad.
Esto nos llevó a preguntarnos: ¿qué es ser mapuche hoy en Kurarrewe? ¿hay un ser mapuche o un devenir mapuche?, ¿qué implican los procesos que se están dando en esta localidad, cuyo trayecto viene de una larga historia pasada?, y detrás de todo esto, ¿qué somos nosotros?