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Residencia: Tiempos, espacios y subjetividad en La Quebrada de Marchigüe Marchigüe, O'Higgins - 2016 Residente: Josefa Ruiz
Publicado: 3 de noviembre de 2016
Amanecer

A  las seis de la mañana, el equipo de rodaje estaba en el cruce de caminos de La Quebrada. Queríamos grabar el paradero, y las personas que esperaban la micro, que sin retraso llegaba a las 6.50 am. Sofía, la vecina personaje, propuesta por los vecinos, llegó puntual por uno de los caminos de tierra.

El amanecer fue muy despejado de nubes. El sol pareció salir más temprano.  Y los pocos vecinos que se movían a sus labores diarias, pasaban, en bicicleta., en furgón o a pie. Todos llevaban un saludo cordial. En medio del camino conversamos con Norberto.

Después de un desayuno en la  Sede Parroquial, que gentilmente nos cedieron los vecinos, para la logística, nos dirigimos a la escuela de la Quebrada.  Debíamos estar antes de la llegada del furgón amarillo,  que transportaba a los estudiantes.

En la escuela,  con el profesor Juan Carlos, esperamos hasta las 8.30 am. Registramos con dos tomas, la entrada en fila de los pequeños alumnos. Cada uno, saludaba con un buenos días, a su maestro. En el momento de marcharnos, los  pequeños se acercaban, para ver a través de la cámara de Isidora y para escuchar, con los audífonos, del sonidista Claudio, como eran, entrando a su escuela.

En el auto seguimos camino a casa de Elena.  Era camino intrincado de tierra y de curvas. Durante el trayecto apareció, a nuestra derecha, un lago artificial. Algunos animales bebían de su agua tranquilamente.

Eran cerca de las 9 am y la grabación debía registrar,  el quehacer de la señora Elena,  limpiando con agua hirviendo y ceniza, el mote, para después, triturarlo en una enorme piedra gris. Dicen los vecinos, que es la única persona que todavía muele el mote de esta forma, en la Quebrada. Sofía, nos acompaño todo el tiempo y el dialogo entre dos vecinas de antaño, fluyó. La vitalidad y entusiasmo de la señora Elena, nos sorprendió a todos.

Al mediodía, llegamos a casa de la señora Normanda. Un almuerzo de albóndigas, preparado con las manos de Marta y de Normanda, nos congregó a todos en una mesa, dispuesta a la entrada de la casa.

Durante la preparación del almuerzo, aparecieron las voces de historias cotidianas de vecinas amigas, siendo esto registrado. Participando en esta escena Don Pedro, Andrea,  Sofía, Normanda, Marta y Elizabeth.

Para el final de jornada y después de un almuerzo quebradino. Buscamos la locación para la grabación, de la inusual voz, de la señora Marta.  Una frondosa higuera,  sobrecogió,  las canciones inolvidables, de aquella mujer de 81 años. Algunos de sus recuerdos inéditos, aparecieron como regalos.

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