Winston y Carmen estaban preocupados de que pasáramos estas fechas solas. Por esto el mismo 24 nos llamaron y nos invitaron a una tarde de dulces y cola de mono, junto a su nuera, hijo y nieto. Una navidad express ya que ellos tenían que volver a Punta Arenas.
Pasamos la tarde familiarizandonos entre conversas y risas, hasta vimos Mi Pobre Angelito 2, very typical de estas fechas.
Cuando Carmen volvió del almacén dijo “Hay un olor a asado y esta tan linda la tarde” a lo que Winston contestó: “Hagamos una chulengueada entonces”. ¡Qué nos dijeron a nosotras!, nos paramos y empezamos a organizar un asado entre los cuatro. Gaby se fue con Winston al patio a prender fuego y limpiar el chulengo. (parrilla que lleva este nombre haciendo alusión a un guanaco bebé que le llaman el chulengo), mientras con carmen hacíamos papas cocidas, chimichurri y ensaladas del huerto.
La cena improvisada quedó deliciosa. Cenamos tipo 9 y acompañamos la comida con un vino argentino, un patero que les regalaron familiares que viven en Río Gallegos.
A las 11:00 de la noche ya estábamos en casa acostadas porque había sido un día muy ajetreado.
Nos pareció muy interesante que no hubo regalos de por medio, tampoco adornos navideños y con suerte armaron un árbol de medio metro que de seguro lo armó la nuera de ellos por el único pequeño presente.
Nosotras felices porque no nos gusta la navidad ni el sentido consumista que da vida a estas fechas, menos hoy en día, que no hay nada que celebrar. Es más importante que en estas fechas nos reunamos bajo otros sentidos más sociales y humanos.