Cercano a nuestra casa queda el cementerio municipal de Tierra Amarilla, al recorrerlo nos percatamos de diversas decisiones estéticas que ha incorporado la comunidad.
En los mausoleos es posible ver los ataúdes expuestos y algunos que son cubiertos sólo por una tela transparente.
Abundan las intervenciones de los familiares en los nichos de sus seres queridos, estas construcciones son similares a vitrinas, donde se arman diversas composiciones. En los nichos de aquellos que fueron mineros se ven objetos relacionados al rubro como pequeñas artesanías con piedra y las correspondientes palas, picotas y cascos. A los niños les adornan con peluches, canciones y juguetes, estas destacan por su gran colorido y por la preocupación de sus familiares en la mantención de sus vitrinas.
Nos llamó la atención que las familias intervienen el espacio incorporando techos y pérgolas. El uso de la fotografía es recurrente, se instalan gigantografías de los difuntos (imágenes pixeladas), en nichos y mausoleos vimos una imagen recurrente: la imagen de la persona intervenida con un fondo de cielo azul y nubes. Resulta interesante pensar sobre la construcción de una visualidad común en el cementerio.
Manuel Soto Cortés es nacido y criado en Tierra Amarilla, trabaja en el cementerio hace 15 años, el personal consta de tan sólo tres personas: él, la secretaria y quien riega el pasillo central. Manuel se encarga de todo, desde recibir al difunto hasta sellar las lápidas, amablemente nos recibió y habló sobre las historias de quienes allí se encuentran sepultados, como algunos de sus compañeros mineros que murieron en actividad.
Nos comentó sobre los tiempos pasados de Tierra Amarilla, donde abundaba la actividad agrícola de peras, higos y cerezas, el paisaje era verde, hasta que los ácidos de la fundición de Paipote destruyeron las cosechas y con ello se transformó el paisaje.
La minería ha cambiado desde que él trabajó en el rubro: “antes de la tecnología el trabajo en la mina era pura fuerza bruta”, las condiciones de seguridad eran deficientes y muchos de sus compañeros murieron en labores. Luego de retirarse de la minería se dedicó a la panadería con su padre, para luego dedicarse al cuidado del cementerio: “En todo trabajo que hagas, debes estar tranquilo y contento”.