BitácoraResidencias de arte colaborativo

Residencia: Contra la amnesia del rigor Tortel , Aysén - 2017 Residente: Francisca Alsúa
Publicado: 10 de octubre de 2017
Días de radio y primavera

Hoy amaneció helado. Hace un par de semanas que no duermo con gorro y no me sale humito de la boca cuando despierto. Hoy sí. Estaba tan helado que el frío se me mezcló en el sueño, tan helado que tuve que hacer fuego a penas me salí de la cama (últimamente, me visto rápido y salgo, siento que no vale la pena hacer fuego para tener que irme a penas se calienta la cabaña). Esta mañana estaba helada y llovía, como cualquier día de invierno. Me deshielé, desayuné y partí a la radio. Hoy tenía mucho que hacer (infinitas horas de editar audios), así que iba a ser una visita corta para invitar al pueblo a una actividad este domingo. Por supuesto, no fue así. Al entrar me encontré con la Leti y la Sra. Erika sacando ruma tras ruma de CDs. Había de todo. No tengo muy claro qué fue más poderoso, si el TOC musical o la curiosidad, pero me tuve que meter a investigar.

Partimos por separar música de programas de computador y programas para emitir por la radio (sobre todo de turismo y pesca, pero también una cantidad enorme de discos del Chile crece contigo) y una cantidad preocupante de discos no rotulados o inteligibles. En eso llegó el Capitán de Puerto a hacer su programa de los martes y caí en cuenta que había perdido mi ventana. Nada que hacerle, me entregué a los tiempos locales y me puse a intrusear. Mientras el Capitán de Puerto hablaba de los infinitos permisos para cada tipo de embarcación y travesía (incluidos permisos de CONAF y alguna otra institución para montañismo), yo me perdía entre rancheras, compilaciones tropi-bailables y uno que otro hit del recuerdo –menciones honrosas en este criterio a Vilma Palma & Vampiros y los infaltables Pimpinela-, de vez en cuando parando la oreja y pensando que a este paso, cualquier día nos hacían sacar licencia para andar en las pasarelas. Una vez que dividí todo (a grandes rasgos, porque había demasiado que no conocía) en 8 categorías –música chilena, romántica, cualquier cosa anglo, música clásica, latino bailable, boleros-rancheras-o de algún tipo de procedencia mexicana, latino que no entre en ninguna de las categorías anteriores (estos eran solo como 3), y vaya a saber uno-, me fui para avanzar un poco y volver a la tarde.

Llegué a puro pelear con internet y hacer almuerzo. Al volver a la radio, había salido el sol. Cuando llegué arriba, tenía calor… esperé un poco. No se pasaba… más calor. Me saqué el polar, la segunda capa. Me senté en la pasarela al solcito a esperar a la Leti. Cerré los ojos, inspiré. Huele a primavera. La lluvia de la mañana dejó ese olor húmedo de vegetación mojada, mezclado con el olor de las matas de frambuesa silvestres, casi nada de olor a leña o humo. Ese olor que hace valer la pena el frío matutino, solo porque prepara todo para que huela así al mediodía, y una lo puede disfrutar con solo 3 poleras bajo el sol.

Tipo 4:30 (llegué a la radio a las 2:45) finalmente nos concentramos y hablamos del proyecto: Se abre la invitación para ir el domingo al quincho municipal y llevar objetos para contar sus historias. La invitación es para llevar objetos que respondan a alguna de estas 2 categorías: Objetos que representen a Tortel (qué mostraría yo si hiciera un museo de Tortel), como los infinitos relojes parados, u objetos que al dueño/a le traigan algún recuerdo afectivo. Por ejemplo algún regalo que les hayan dado y les recuerde a quien lo regaló, cosas así. Yo voy a estar todo el domingo en el quincho, recibiendo gente con mate y galletitas. Traen sus objetos, los fotografiamos, enumeramos y los dueños nos cuentan su historia. Si hay buena convocatoria, en noviembre montamos un museo ciudadano, cada objeto con su historia. Igual tengo un poco de susto, esta semana es la fiesta del Ciprés, y luego de 2 días de carrete es altamente probable que no venga nadie. Me da nervio invitar a actividades colectivas aún. Pero tal y como la primavera llega tímida y de a poquito, encantándome con su olor y haciéndome olvidar el frío matutino, quizás yo también he ido de a poquito motivando gente. No estoy muy segura, pero ojalá. Hay que atreverse nomás. Lo peor que me puede pasar es que no vaya nadie. Pierdo más no intentándolo.

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