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Residencia: Aire, mar y tierra Colmuyao - Cobquecura, Ñuble - 2018 Residente: Enrique Flores
Publicado: 12 de diciembre de 2018
El límite del Itata

Desde el primer día que llegamos a Cobquecura habíamos escuchado que el camino hacia la desembocadura del Itata era un viaje que era primordial para conocer el sector. Por diversos motivos no lo habíamos podido hacer hasta ahora. La verdad es que a pesar de que mucha gente habla del camino hacia el Itata, muy poca gente realmente lo lleva a cabo, porque el camino que llega hasta la desembocadura no está pavimentado. Al igual que cuando le preguntamos a las personas de Cobquecura, Buchupureo o Chillán, si conocen Colmuyao, mucha gente dice que no, que casi siempre han llegado hasta Rinconada, que es el punto en donde se acaba el pavimento. Prácticamente el punto donde se acaba la civilización.

Habíamos estudiado previamente el camino hacia el Itata porque en la primera fase del proyecto, en donde nos dedicamos a recorrer las cercanías, habíamos llegado a Montezorro, que es una de las primeras paradas en el camino. Posterior a esta localidad hay algunas varias más pequeñas hasta llegar a Mela y desde ahí comienzan los letreros que señalan la desembocadura del Itata, sin embargo, el punto en donde se junta el mar con el río no está señalizado y hay que caminar varios kilómetros para llegar a él. Habiendo llegado al punto límite hasta donde se puede llegar en auto nos bajamos y comenzamos a andar hasta encontrar el punto exacto de la desembocadura con el mar. El río se abre de manera importante cerca de la llegada al mar, por lo que en la mayoría del trayecto el Itata se asemeja a un lago. Caminando nos encontramos con pozones y vegetación, perros, cadáveres de animales, algunos pocos pescadores de orilla, y basura. Hay mucha sensación de amplitud y el viento se siente fuerte. Finalmente logramos llegar a la orilla exacta en donde se ve al mar entrando en el río y una confusión de olas que van en varias direcciones con mucha fuerza, es un paisaje muy particular y único.

Después de un rato caminando nos devolvimos al auto y continuamos nuestro viaje hasta nuestro punto límite, el cruce de Trehuaco y la posterior localidad de Coelemu. Muchas de las personas que viven acá se mueven más hacia esta dirección para hacer trámites y compras que hacia el otro lado (Cobquecura) a pesar de que no es más rápido ni más práctico, como si hubiera un compromiso con el camino de tierra. Las personas también saben que no mucho más lejos está Concepción, la otra opción si no se desea ir a Chillán para trámites importantes.  

El Itata siempre ha sido un límite importante, considerando que fue frontera natural entre Picunches y Mapuches, y quizás el único límite real que existe entre un territorio y otro, ya que aquí las división entre localidades no es muy clara. Ciertamente el agua marca un particular desarrollo de estos pueblos, dejando el mar “hacia afuera” y las casas y cerros “hacia adentro”. Esto es especialmente visible en la posición del cementerio de Colmuyao que es lo más próximo a la playa. Esto también podría definir a las personas del pueblo y lo que los motiva, sus personalidades introvertidas y la manera en la que perciben su territorio.

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