BitácoraResidencias de arte colaborativo

Residencia: Aire, mar y tierra Colmuyao - Cobquecura, Ñuble - 2018 Residente: Enrique Flores
Publicado: 18 de diciembre de 2018
Empezar y terminar y empezar

La semana fue agitada porque uno de nuestros colaboradores se enfermó y hubieron varios eventos de fin de año que hicieron que las comunicaciones se desordenaran, entre ellos la conmemoración de los 140 años del documento que nombró Cobquecura como Villa, para la cual se hizo un gran festejo en donde aparte de tocar música, regalar empanadas con vasos de vino y hacer un desfile tradicional de varios grupos de trabajo y organizaciones, también desfilaron los niños de las escuelas rurales de la zona que abarca la Municipalidad de Cobquecura, incluyendo la de Colmuyao. Ellos como paseo de fin de año iban a conocer Santiago y después de eso entraban en fases administrativas. Entre medio del desorden con las fechas, pensamos que nos habíamos perdido la última reunión de la Junta, pero para nuestra suerte no fue así. Al terminar la última sesión con los niños la profesora Digna nos cuenta que se iba a hacer una reunión más el jueves siguiente y respiramos un poco aliviados porque era fundamental ir para poder informarle a la comunidad sobre la importancia de su participación en esta segunda fase que requiere la colaboración de los adultos. Nos fuimos del colegio y empezamos a pensar en la metodología que íbamos a necesitar para poder hacer esa presentación y cómo hacerlo para englobar todo lo que habíamos hecho hasta entonces. Ya no recuerdo si fue a través deuna llamada por teléfono o fue que nos encontramos directamente con Don Bernardo, el prudente de la junta de vecinos, que nos insistió en que fuéramos ese próximo jueves ya que era la última reunión del año porque ahora que se vienen los veraneantes, las personas que generalmente asisten a las reuniones se dedican a atender a las personas que pasan por el pueblo o ellos también se toman vacaciones. Fue aún más importante hacer una buena presentación para intentar convencer a las personas para que se entusiasmaran con el proyecto del monumento que habían ideado los niños.  

El día que fuimos a la conmemoración de Cobquecura nos encontramos con César, el encargado de Cultura de la Municipalidad, a quien le contamos sobre la reunión que iba a realizarse ese jueves en la Sede de la Junta de Vecinos y nos recalcó la importancia de esa última reunión. Le habían contado que iban a hacer un asado y una convivencia para celebrar, y que algunos colegas de él también tenían que asistir. Le contamos que necesitábamos todo el apoyo posible y que era necesario contar con su presencia para que todas las personas que aún no nos conocían tuvieran una impresión seria sobre nosotros y el trabajo que estamos desarrollando, y eso era más probable si estábamos siendo apoyados por la Municipalidad. Aceptó participar y hacernos una pequeña introducción ese día.

Otro día de esa misma semana fuimos a comprar al único negocio de Colmuyao y aprovechamos de contarle a la dueña sobre lo que estábamos haciendo y lo que teníamos que hacer en la reunión. Nos escucha y nos dice que ese día va a ser muy bueno para difundir nuestra idea y vuelve a salir el tema del asado, de la convivencia, de la comida que van a llevar las señoras para aprovechar de pasarlo bien esa última reunión. Nos despedimos y seguimos pensando en que tenemos que aprovechar bien esa oportunidad. Reunir a las personas acá es difícil y con comida de por medio podía llegar más gente.  

Finalmente llegó ese jueves y llovía como nunca. Llegamos con nuestra presentación a la sede de la Junta de Vecinos y de a poco comenzaron a llegar las señoras con potes plásticos, bandejas con sopaipillas, tortillas de rescoldo, frasquitos con ají, jarras con vino con frutilla, todo un despliegue de comida. Claramente no entendían mucho qué hacíamos ahí con nuestro computador y el proyector instalado, parecíamos aguafiestas. Cuando llegó el presidente de la Junta y los otros encargados Municipales comenzó la reunión y así también nuestra presentación. Después de que César nos hizo una breve presentación comenzamos a mostrar fotos del proceso que llevábamos hasta entonces: el trabajo con los niños y el proceso de trabajo sobre monumentos. Ahí se empezó a activar una conversación al respecto y una discusión porque no había consenso sobre el origen del nombre del pueblo. Estuvimos hablando un poco sobre eso y comenzaron a hablar de tradiciones del pueblo y todos tenían algo que decir con respecto a eso, sobre el almud, los indígenas, la trilla y las papas. Justo sucedió eso que pensamos podía no llegar a suceder y es que las personas querían hablar sobre sus raíces y lo que los conecta entre ellos. Mala suerte para nosotros que tuvimos que cortar la discusión para dar pie a la reunión mensual y hablar de las cosas que aún estaban pendientes para cerrar fin de año y finalmente poder dar paso a la convivencia que todos esperaban. Rápidamente concordamos en hacer una nueva reunión para poder seguir conversando sobre las tradiciones y el monumento, y se fijó una fecha y un día.

El resto de la reunión se hizo de manera apurada y se acordaron puntos que probablemente ahora no tengan mucha importancia. Habiendo terminado eso, sonó la puerta y entregaron una fuente enorme con carne de diferentes tipos que habían estado asando mientras se realizaba la reunión, ahí todas supieron que era momento de empezar la convivencia. Sacaron los plásticos y paños que cubrían los recipientes y se empezó a repartir pedazos de carne y de tortilla, vasos con vino y jugo para las que no tomaban. Todos conversaban y hasta llegó Carabineros a saludar y aprovechar de probar un poquito de todo. Si bien a la Sede de la JJVV llegan casi en su totalidad mujeres, la mayoría de los festejos están orientados hacia los hombres del pueblo. Esta era la fiesta de ellas, con las cosas que ellas cocinaron y que ellas querían compartir.

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