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Residencia: Nuestro lugar de paso Colchane, Tarapacá - 2018 Residente: Francisca Jara (Valdivia, 1988)
Publicado: 20 de enero de 2019
Expo Colchane, entre otras cosas…

Hoy fue el último de los tres días de duración de la Expo Colchane, uno de los eventos sociales con componentes culturales más importantes de la localidad.

La Expo Colchane consiste en una serie de actividades que convocan a públicos diversos en torno a prácticas ancestrales Aymara, también algunas competencias, pasacalles, exhibiciones y venta de alimentos, además de fiestas con bandas en vivo durante las noches.

Es un evento bastante concurrido, y este año en particular, de acuerdo a lo comentado por algunos funcionarios municipales, la mayoría de los turistas que visitaron la localidad buscaban conocer un poco más sobre el territorio y sus costumbres, en vez de las actividades puramente recreativas, cuya convocatoria no fue la misma de versiones anteriores.

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La Agrupación Aymar Warmi aprovechó el primer día de la Expo Colchane y su público, para realizar el lanzamiento del catálogo de artesanía textil, parte del proyecto Fondart en el cual estuve colaborando desde que llegué al territorio.

Este trabajo fue realmente muy demandante y tensionó muchísimo las relaciones entre las mujeres de la Agrupación, por lo que se siente bien decir que por fin y a pesar de todo, ya está terminado.

Se me pidió aportar una última vez, compartiendo la experiencia del proceso de elaboración de este catálogo frente al público asistente, junto a María José Harder, quien dirigió la gestión del proyecto en general.

La actividad planteada inicialmente como una ponencia, se convirtió rápidamente en un conversatorio, en el cual se enfatizó desde diferentes puntos de vista, la importancia de preservar los saberes ancestrales que aún conserva este grupo de mujeres.

Al finalizar, me sentí muy feliz y agradecida de haber sido parte de esta iniciativa, a través de la cual no sólo logré la confianza de las mujeres participantes en beneficio de la ejecución del proyecto de residencia, sino que también pude contribuir a la materialización de una de sus ideas, impulsada por la necesidad concreta de comunicarse y conectar con otros a partir de algunas manifestaciones de su cultura y vida cotidiana.

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En general, el evento de la Expo Colchane fue como una especie de resumen de muchas costumbres y prácticas socio-culturales locales, condensadas durante tres días.

Durante las mañanas y tardes, además de la tradicional “pawa” que da inicio a cualquier evento, fue posible presenciar danzas, pasacalle estilo carnaval, y distintas competencias entre las cuales estaban: carros alegóricos por localidad, “hondeo” (destreza en el uso de honda), hilado y trenzado de fibras (preparación lana), cocimiento tradicional de quinoa, y elaboración de culebrillas (ornamentación ceremonial, parte de la vestimenta tradicional de hombres y mujeres durante fiestas o carnavales). Finalmente, también se realizó una breve demostración de la ceremonia de floreo de alpacas y corderos, con la colaboración de representantes de dos familias de la comuna.

Por las noches, se llevó a cabo el concurso “Ñusta Colchane 2019”, elección de reina de belleza, que este año fue otorgado a la representante de la localidad de Chaguane. Cada jornada finalizó con la presentación de diferentes bandas folclóricas y de cumbia altiplánica, abriendo espacios de baile para los asistentes, todo acompañado de oferta constante de cerveza y “té con té”, infusión de hierbas con té común de bolsa (el que haya), y canela, hecha en alcohol, la cual se sirve tibia o caliente.

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Si bien esta experiencia resultó muy ilustrativa, sobre todo en relación a ciertas dinámicas que no había alcanzado a vivenciar durante mi estadía en Colchane, también me mostró de manera igualmente condensada, muchas costumbres de la zona con las cuales no me sentí cómoda.

No quisiera generalizar, pues siento que tiene más que ver con esferas de poder que con la comunidad, pero sentí cierta pasividad y aceptación frente a situaciones de machismo y abuso, o precarización laboral.

Principalmente en las noches, varias mujeres que conozco vivieron experiencias de acoso sexual por parte de distintos agentes invitados, que visitaron Colchane sólo por estos días de fiesta, algunos de ellos en ejercicio de cargos públicos.

Además, hubo un hecho particularmente molesto, en el cual me vi forzada a rechazar en varias ocasiones el mandato de bailar con los concejales presentes. Y digo mandato, porque de acuerdo a lo que se me señaló, la iniciativa venía directamente de parte del alcalde.

Me negué rotundamente, y como yo no formo parte del Municipio en ningún aspecto, no se me insistió demasiado, sin embargo, a algunas funcionarias que estaban junto a mí, se les obligó a ir.

Desde que vivo en Colchane a partir de la residencia, me había encontrado con varios micromachismos en el cotidiano, algunos de ellos arraigados profundamente dentro de la cultura Aymara, pero en cierto punto se volvían discutibles a medida que se iban construyendo distintos niveles relacionales con las personas. Pero ser considerada como un potencial sujeto de compañía u objeto para las autoridades, me parece inaceptable, sobre todo en el marco de la esfera pública, y con la lucha de la mujer hoy resonando con más fuerza que nunca en todo el mundo.

Por otro lado, como los funcionarios municipales debían realizar cualquier tipo de labor a jornada completa, fiesta incluida, también se me instruyó para que sirviera alcohol a las autoridades cuando “miraran hacia atrás desde sus asientos” o “alzaran sus vasos” en mi dirección. Por supuesto no lo hice.

Entiendo que para algunas personas resulta difícil el desobedecer instrucciones directas dentro de su trabajo, aun cuando atentan contra su dignidad, principalmente por miedo a perder su fuente de ingresos. Sin embargo, para mí es una negativa fuera de discusión, independiente del contexto.

Lamentablemente, de acuerdo a testimonios que recopilé posteriormente, este tipo de conductas son abaladas socialmente en la comuna y la región, incluso mucho más de lo que se cree.

Como no pude ni puedo hacer mucho al respecto por ahora, creo que al menos describir estas situaciones y las sensaciones producto de las mismas, puede servir como constancia para abordar el tema más adelante, y no sólo en este contexto.

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Ya mañana el pueblo vuelve a la “normalidad”, y por lo mismo, espero poder retomar acciones en relación al proyecto de residencia lo más pronto posible.

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