Después de un largo viaje, y un breve paso por la ciudad de Iquique para coordinaciones varias con parte del equipo de Red Cultura de Tarapacá, Ana María y Mónica, por fin llegué a Colchane el día jueves 11 de octubre. El paisaje se ve diferente a lo que recordaba de mi experiencia durante julio pasado, pero me parece igualmente bello.
Esta vez me pesó el calor además de la altura (3500 msnm), no estoy acostumbrada a ninguno de los dos. Apenas bajé del bus, sentí la puna y me recibió un fuerte viento que arrojaba arena y piedras, siendo difícil ver y caminar hasta el hostal.
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Estar en Colchane hace que te vuelvas plenamente consciente de tu cuerpo. Aprendes a caminar otra vez, agachado y despacio, abandonando el ritmo de la ciudad. Respiras lento, sintiendo el aire seco dañando la nariz y entrando a los pulmones. La piel se seca y resquebraja. Duele la cabeza, entonces debes tomar agua, si puedes, agua de coca; si es muy fuerte, un paracetamol.
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Después de un día de mucho descanso y mucha agua, pude comenzar a recorrer el pueblo, observar cambios desde mi última visita y sacar fotografías. Llamó mi atención la gran cantidad de camiones estacionados en hilera, ocupando todo el tramo de carretera que atraviesa el pueblo. La Sra. Roxana, dueña del hostal en donde me hospedo, me explicó que durante los fines de semana largo tiende a colapsar el paso fronterizo, ya que se envía más carga de lo normal.
También resulta notoria la poca cantidad de gente en el pueblo. “Casi todos bajan los viernes”, me comenta, excepto quienes se dedican al comercio y al pastoreo de llamos.
A pesar de esta variable, alcancé a reunirme con algunas de las personas que conocí en julio, para coordinar acciones en el marco del proyecto de residencia. Entre ellos, está María José Harder del PDTI de Indap, quien me presentó al equipo con el que trabaja, y ratificó su disposición a ayudarme con labores vinculadas a las actividades de artesanas y agricultores de la zona.
Aunque todavía me falta saludar y activar contactos, para mi sorpresa y alegría, varias personas me esperaban. Ya quiero ver qué somos capaces de construir en conjunto.