Durante estas últimas semanas nos hemos percatado de lo complejo del territorio y el hermetismo que caracteriza a los habitantes de la comuna, esto nos ha obligado a reinventar estrategias de abordar la residencia.
En nuestras reflexiones surgió la comparación entre los procesos mineros que caracterizan la identidad del espacio: el trabajo subterráneo y el develar lo que no se ve hacia un exterior. Ante esta idea consideramos adentrarnos en los hogares de las personas que hemos conocido durante estos dos meses, con el propósito de develar la intimidad del relato sobre Tierra Amarilla y lo que determina la historia de sus habitantes.
Iniciamos este proceso con la señora Elsita, a quien conocimos en nuestras actividades diarias de los miércoles que es ayudar en la capilla de la población Luis Uribe a entregar almuerzos a los abuelos del sector. Nos recibió en su casa y nos comentó sobre su vida y lo que ella considera positivo y negativo en Tierra Amarilla.
En esta ocasión nos habló de la importancia del río: allí se podía bañar, corría agua limpia, pero también se ahogaron varios niños. En la actualidad es tema contingente la poca agua que llega a Copiapó.
Ella destacó que desde los 8 años debió trabajar con su madre en lavandería, que por este motivo no tuvo estudios ni pensó en dedicarse a otra profesión u oficio. Elsita disfruta de tomar sombra en la plaza, que sus amigas la visiten y considera que no cambiaría nada de Tierra Amarilla, que tal cual es, posee un valor.
Unas cuadras más abajo visitamos a Don Jorge, un hombre mayor que se autodefine como un obrero, que tiene tantas historias como para hacer un libro de varios tomos. Trabajador desde pequeño, se ha desempeñado en diversas áreas: fue militar, minero, agricultor, herrero, cargador y un sinfín más.
Vive solo en una casa de adobe construida con sus propias manos, nos comenta que Tierra Amarilla se caracteriza por la labor minera y que esa tradición es la que ha hecho del pueblo el mejor que él conoce (habiendo vivido en otros lugares llega a esa conclusión). Considera que no le agregaría ni quitaría nada a la comuna, le otorga un valor emocional e histórico que muta con el pasar de los años, pero siempre en base a lo que ha sido el trabajo en los cerros.
El adentrarnos en los hogares de Elsita y Jorge nos permite entender el territorio y definir cómo concretar ciertas acciones en Tierra Amarilla: el develar lo subterráneo a la luz, es decir, el develar las historias personales de quienes conforman la historia de este espacio físico.