La escuela de Colmuyao es un punto de encuentro de varias localidades, pues Colmuyao es el centro de otras pequeñas comunidades que se sitúan a lo largo y al interior de la ruta costera que abarca desde Cobquecura hasta la desembocadura del río Itata, todos estos sectores se caracterizan por el constante disminución de la población. Nos cuentan que hace 25 años la escuela de Colmuyao tenía 100 alumnos pero hoy solo cuenta con 13. La creciente ausencia de generaciones más jóvenes preocupa a los mayores que ven cómo se ve amenazada la existencia de Colmuyao. En este contexto resiste la Escuela, en donde debido a que gran cantidad de alumnos proviene de otros sectores, permanecen como internados del establecimiento.
Después de variadas visitas y conversaciones con la directora y profesora Digna Placencia, tuvimos nuestro primer acercamiento con los 13 alumnos de la escuela, con quienes desarrollamos una actividad que correspondía a una conversación para que nos contaran cómo era su vida en Colmuyao y sus intereses, pasatiempos, y las cosas que eran importantes en la localidad. La mayoría de los niños nos contestaron que jugaban con animales, escuchaban música, dibujaban y acompañaban a sus padres. Entre esta conversación apareció la “plaza nueva”, que en realidad es un espacio que se habilitó hace pocos días y el cual son sólo unos asientos hechos con neumáticos y algunas plantas y piedras. Algo muy modesto pero significativo, pues fue algo que a todos los niños les había llamado la atención.
En nuestro periodo de reconocimiento ya nos habíamos percatado que la ausencia de un lugar permanente para reunirse era notoria. En la única fiesta del pueblo que se hizo, una ramada, no se lograba un ambiente familiar ni apropiado para niños. Esta nueva y precaria plaza fue armada por voluntarios del proyecto “Desafío levantemos Chile”. Los fuimos a conocer, y nos dimos cuenta que trabajaban sin conciencia del por qué estaban armando ese espacio, si era para obstaculizar el paso de los autos a la playa, o para que no botaran basura en ese sector. Tampoco aseguraban un mayor seguimiento al proyecto, por lo que no sabían cuál sería el futuro ni la respuesta del pueblo con la plaza.
Sin embargo, y de manera algo contradictoria, este lugar resultó ser la novedad para los niños, y fue por eso que volvimos a la escuela para realizar una actividad para pensar cómo poder complementar lo que actualmente hay ahí. Preguntamos además si sabían qué era una escultura o monumento y si habían visto alguna. La mayoría sabía lo que era y surgieron los nombres de Arturo Prat, Lautaro, del Lobo Marino y un memorial a víctimas del maremoto del año 2010. La actividad concreta consistió en imaginar cómo podría ser esa nueva plaza y para eso hicimos que propusieran sobre un esquema básico y coloreable todas las ideas que se les ocurrieran para ese lugar a través de dibujos y palabras.
De ahí surgieron ideas como juegos, antena de wifi, piletas, nuevo cartel de bienvenida, jardines, basureros. Aquí compartimos algunas propuestas.