Siguiendo los consejos de les vecines colaboradores, decidimos hablar con Dagoberto. Lo llamamos y nos dijo que el fin de semana iría a nuestra casa, que en realidad es su casa. Dagoberto es quien nos arrendó una de sus casas para poder habitar durante los meses que dura la residencia. Desde el día uno que lo conocimos nos llamó la atención su cordialidad, cada día que va de pesca nos trae róbalos de regalo. Un gesto que agradecemos y disfrutamos.
Sábado a la mañana nos tocan la puerta, era Dagoberto. Empezamos contándole un poco de que se trataba el proyecto, aunque algo sabía ya que en casa de Winston lo habíamos conversado. Le contamos que necesitábamos un espacio para poder construir el refugio de arte ya que la estancia y el municipio nos habían cerrado las puertas. Sin dudarlo nos dijo que podía donarnos un espacio de su terreno para la construcción y que tenía unos ladrillos que quería ocupar para hacer un cierre del frontis de su casa y nosotras le dijimos que podía ser parte del proyecto hacer el cierre ya que por su amabilidad y generosidad es lo mínimo que podríamos hacer por él y el terrero, a lo que contestó MACANUO y me dio un apretón de manos, terminando con una frase “ Ve solo necesitamos conversar y así se logran las cosas”.
Estamos infinitamente agradecidas por este gesto tan lindo que tuvo este querido gaucho que nos ha brindado su cariño al estilo patagón.