Tras una corta noche, el domingo los residentes partimos temprano a juntarnos con Carlos Romero, el marmolero, quien nos hizo un pre-tour por el cementerio para coordinar el oficial que haremos juntas/os el próximo fin de semana.
El cerro Mayaca se construyó en torno a los oficios que creó el cementerio. Cuando hicimos el Portal de Memorias para el 1º de enero, uno de los relatos recogidos fue el de Carlos Romero, el marmolero, entremedio del cual salió su ofrenda de hacernos un recorrido por el cementerio, contándonos sus historias. Hasta ahora hemos armado un colectivo juvenil, pero tenemos ganas de ampliar la convocatoria infantil. Así que pensamos montar este tour guiado por el marmolero con hitos, donde los integrantes de la Cooperativa participen, apareciendo detrás de los ataúdes y entregando “tesoros” o frases a los niños que deben cuidar para una actividad final: su paso por el Portal de Relatos, la proyección en el muro del cementerio de entrevistas a otros trabajadores del cementerio, y el pintado de una tela gigante con los temas trabajados durante la jornada, para que integren los relatos recogidos.
A mediodía dimos inicio a nuestra segunda asamblea intergeneracional, donde las/os niñas/os le contaron a las/os vecinas/os adultas/os sobre los avances de la Cooperativa de Relatos y sus futuros proyectos, y planeamos todas/os juntas/os la actividad en el cementerio.
En la tarde, Dj Brígido nos hizo un taller de radio, practicando vocalización, estructura de guión de radio, roles, dinámicas y personajes, y realizamos nuestra primera cápsula grabada con la cual pediremos al director de Radio Cumbre que nos dé nuestro propio programa. Oriundo de La Cruz, Brígido se ha integrado al colectivo con una generosidad y dedicación que rebosan enseñanzas de colaboración, compromiso y cariño.
Otra cosa que salió de aquí fue un nuevo nombre para el colectivo y programa: Mayaka Wak’a, basado en la palabra quechua usada para referirse a todas las sacralidades fundamentales incaicas: santuarios, ídolos, templos, tumbas, momias, lugares, animales, astros o clanes. Apareció la palabra a partir de nuestro encuentro con la gente del museo y su relato acerca de la identidad inca del cerro, tras encontrarse restos de nobleza cuzqueña en sus laderas.
Quedamos todas/os en un estado de arrebato feliz, nos enamoramos un poco, ha nacido un clan en torno a un cerro y se ha sacralizado. Nos definimos, nos identificamos en torno a un acuerdo juguetón y respetuoso a la vez. ¡Nos queremos y nos sentimos fuertes!