BitácoraResidencias de arte colaborativo

Residencia: Aire, mar y tierra Colmuyao - Cobquecura, Ñuble - 2018 Residente: Enrique Flores
Publicado: 21 de enero de 2019
Preparativos

Cerramos los trabajos de construcción el jueves y quedamos de ir dándole los toques finales a la plaza el fin de semana y los primeros días de esta última semana que queda. Así el sábado nos dedicamos a hacer las gestiones locales, la difusión de medios y las coordinaciones pertinentes con el presidente de la junta de vecinos, que nos ha estado apoyando durante todo el proceso de construcción. Don Claudio, el maestro que levantó las obras durante la semana, fue el domingo a quitar las maderas de contención que habían quedado en los escalones del almud para darle firmeza durante la etapa de secado y nosotros fuimos a rellenar la escultura con piedras y arena antes de ponerle tierra apta para plantas y plantar flores encima. También debíamos sacar las letras de plumavit que habían servido para darle forma a las letras del muro de bienvenida con el nombre del pueblo, y correr las bancas que rodean la plaza para darles una mayor amplitud. Mientras trabajábamos en las diferentes labores, se acercaban personas que iban camino a la playa a ver las cosas que de pronto se habían levantado en la plaza. Nadie nos preguntaba mucho por nada, miraban, sacaban fotos y se iban.

El día anterior habíamos visto cómo un grupo de personas que iban de vuelta de un bautizo habían usado la plaza como punto de encuentro y estaban descansando en las bancas mirando el almud. Un poco más tarde, mientras mojábamos el concreto y ordenábamos lo que iba quedando de escombros, un grupo de personas se sentó en la plaza y nos pusimos a conversar con ellos. Nos contaban que habían crecido en Colmuyao pero que ahora viven en Santiago. Ellos, como muchos otros, vienen de vuelta todos los años durante el verano y estaban felices de que se hubiera realizado la obra. Nos decían que habían estado al tanto de los acontecimientos de la plaza porque habían seguido las elecciones y el proceso de construcción a través de Facebook.

Ahora que estamos a dos días de inaugurar y dar casi por finalizada la construcción de la obra, estamos intentando cerrar las cosas que nos quedan pendientes, las cuales no han estado exentas de problemas y retrasos. Aún no llega la luminaria a la plaza, aún debemos seguir yendo a la municipalidad a insistir con burocracias que quedan por cerrar, seguimos pegándonos cabezazos al momento de tener que responder a autoridades y nos quedan algunas estructuras de la plazoleta por pintar. Sólo esperamos que el esfuerzo que hemos puesto estos tres meses, en especial estas últimas semanas, hagan que las personas de este lugar se hagan parte del proceso de manutención y cuidado que le sea necesaria, y que cuando llegue el momento de hacerla crecer, lo hagan. Pensamos que un monumento reforzaría las bases, las tradiciones, de las cuales las personas que habitan Colmuyao no se quieren separar y que el acto de materializar su nombre a través de algo físico, existente, podría establecer un vínculo más cercano entre las personas y sus orígenes. Si al final fueron ellos quienes escogieron. Ahora que las personas pueden reunirse en torno a algo y ocupar un espacio que antes no existía, pueden volver a darse cuenta de las capacidades que tienen para levantar algo en ese lugar y que ahora último, más que en cualquier otro momento, hemos visto el compromiso que tienen algunas personas por sacar adelante este pedazo de tierra.

Lo que nos queda a nosotros de esta semana de trabajo, es que a pesar de que al comienzo nos ofrecieron ayuda desde afuera, desde otros lugares cercanos, fueron las personas de Colmuyao las que levantaron su monumento. Son las personas de acá las que nos ayudaron a solucionar problemas y los que contaban con las herramientas para trabajar en este lugar. Si bien todo el tiempo están mirando hacia afuera, son ellos mismos los que tienen el conocimiento y el poder de decisión. Esperamos que el miércoles las personas nos acompañen a celebrar que esas decisiones que ellos tomaron, a pesar de que puedan parecer mínimas o sin importancia a largo plazo, se convirtieron en cosas que tienen el potencial de desarrollarse en el tiempo y les otorgan herramientas para poder convertirlas en decisiones más grandes.  Esperamos que las personas que sí se interesaron en nuestro proyecto se sigan involucrando en las oportunidades locales y que se sientan orgullosos por haber sido parte de algo que fue beneficioso para su comunidad. Queremos que las personas se sientan tan felices como nosotros de haber podido crear algo en un lugar donde al comienzo no había nada.

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