Esta semana me pasó algo que no creí podría suceder en una comunidad como esta en 3 meses: El comité de la Teletón me invitó a trabajar con ellos, registrando sus actividades. Sí, está bien, en rigor me pidieron que trabajara por la buena onda. Pero no hay nada de malo en eso. Todo lo contrario. Esta vez no fui yo de colada a alguna reunión de comité ni me voluntaricé. Esta vez me buscaron porque por fin soy parte del paisaje y saben que no tengo problemas con involucrarme y aportar a las actividades de la comunidad. Es un reflejo de que están entendiendo que estoy haciendo un proyecto, pero que el estar acá por pega y por un tiempo limitado no implica necesariamente una distancia con la comunidad. Que estoy tras de interacciones, no de productos. Es un gesto que demuestra que las personas me ven como afuerina, si siempre, pero además como par. Como persona, con intereses propios, y ganas de colaborar y participar más allá de las actividades o productos de la residencia.
Y sí, claro que eso también es una ayuda para que la gente participe cada vez más de la residencia. Pero a estas alturas eso es ya un poco de Perogrullo. El mayor indicador de la creación de los vínculos de confianza es que, además de dejarme entrar a sus casas para colaborar con el proyecto, me pidan a mí que colabore en cosas que son importantes para la comunidad. Puede parecer algo pequeño, pero para la comunidad de Tortel, es un gesto enorme, así que es definitivamente una semana feliz.