Son los 18.30 horas y van llegando de a poco los vecinos.
Tomamos mate y té. Comemos pan amasado y papas fritas. Durante el intercambio se van desplegando ideas sobre el documental. Los vecinos sugieren posibles personajes que conocen historias locales del pasado, oficios de larga tradición casi extintos, al igual que alimentos como el chagual. Comentan de recetas, rutinas de antaño, vecinos que ya no están, el puente de la entrada de la localidad.
La señora Normanda trae dos de sus cuadernos donde ha escrito sobre La Quebrada, además comparte con los presentes uno de sus poemas titulado Mujer campesina. Fragmentos de sus escritos, serán parte del documental.
Conversamos sobre el tiempo y el espacio en el cine, de las locaciones representativas de la localidad, de las horas del día. Realizamos un ejercicio de cómo contar una historia de cualquier vecina durante un día martes. Emerge la cotidianidad, lo que se repite de casa en casa.
Posteriormente, pensamos en las rutinas del espacio público ¿cuáles son los movimientos de La Quebrada? ¿cómo suena La Quebrada? La primera micro pasa a las 5.40 am, camino al pueblo. Salen los maridos a trabajar en bicicleta, a los niños los recoge el furgón escolar. Muchas mujeres se quedan trabajando en casa, alimentan a las gallinas, cocinan, cultivan sus huertas, tejen.
Pensamos en los tiempos de la vida en la calle y el tiempo dentro del hogar ¿Cómo representamos? Es recurrente la idea del tiempo tranquilo, de las relaciones comunitarias, las historias del pasado, el viento, los animales, el atardecer.
La mayoría de las que asisten son mujeres. Además participa Gemita, estudiante de sexto básico de la escuela La Quebrada, que comparte su visión sobre la estructura del documental, sugiere hacerlo en tres tiempos con entrevistas.
Para la próxima sesión acordamos seleccionar cinco personajes para el documental, de los muchos sugerimos cómo son la señora Marta que compone canciones, la señora Sofía, actriz de vocación, Jorge Campos, payador y cantor, Ramón Gutiérrez, Leonila Soto, Zunilda, Benilde, entre otros.
Se ríen contando historias, se disfruta el estar juntos pensando en lo propio.