Generalmente los martes nos dedicamos a visitar al grupo de Discapacitados de Tierra Amarilla, en estas jornadas hemos conocido las historias de las mujeres que participan de esta agrupación. Si bien hemos participado constantemente de sus actividades, como jugar a la Lota, nos percatamos del poco avance respecto a concretar algo tangible con nuestros encuentros.
Nuestras últimas juntas se han basado en intentar sacar a la luz los relatos personales e identificar su relación con los minerales, muchas de estas mujeres se relacionan con la minería desde su rol como compañera, hija y/o madre de un minero: nunca como protagonistas de las historias.
En un ejercicio que hicimos de llevarles una serie de muestras de diferentes minerales y rocas, nos percatamos que para ellas estos objetos no poseen ningún valor, más allá de ser lo que se extrae en los cerros de la comuna. No existe una relación desde la observación y la valoración estética e identitaria que nosotras como artistas diagnosticamos en este proceso.
Isabel, una de las asistentes, consideró que deberíamos hacer algo concreto con los minerales y en conversaciones con el grupo se determinó en que querían construir un logo o escudo con los metales y minerales que definen la zona.
Para este día 4 de diciembre quedamos en presentar propuestas para desarrollar una imagen de este logo/escudo que definiera a la agrupación de discapacitados, en esta ocasión la única que llegó con bocetos, escritos, recortes y maqueta fue Isabel. Su idea consiste en realizar un tríptico con los materiales primos que se extraen en Tierra Amarilla, representando las hojas de chañar, árbol característico que posee relación directa con la identidad del lugar y sus relatos.
Próximamente iniciaremos el proceso de definir una imagen colectiva y enfrentarnos al material desde otro punto de vista, con el fin de resignificar la valoración de estos objetos identitarios del sector.