El sábado fue un día que marcó mi período de Residencia. Amanecí con un dolor estomacal que se fue acrecentando en el transcurso de las horas. Fui a la posta de Romeral pero finalmente terminé en urgencia en el hospital de Curicó con unos dolores insoportables debido, según los exámenes, a cálculos.
Durante todo el proceso he estado a la cabeza y llevando el proyecto, sin faltar nunca a ninguna sesión. Hoy la salud mandó y no pude asistir, pero lo maravilloso es que realmente se comprueba somos un equipo. Tania y Coté se hicieron cargo de la jornada, Carolina del taller de telar, mientras mi compañero Miguel me llevaba al médico y mi madre veía a mi hijo.
El equipo de trabajo es clave en cualquier proceso, cada uno cumple su rol pero a la vez está empoderado y en sintonía con el trabajo que se está realizando, lo que hace posible cubrir o asumir otras tareas en situaciones así.
También, al volver a casa, recibí mensajes en mi celular de gente del Peumal, preguntando cómo estaba y dando muestras de cariño. Eso me sorprendió y alegró pues pude palpar que nuestro vínculo no era superficial. Se han forjado amistades y son lazos de vida que nos acompañarán por el resto del camino si así lo queremos.
Fue una nueva jornada, donde se sigue avanzando en los telares y visualizando cómo éstos serán parte de la plaza. Los niños trabajaron esta vez en torno a la problemática de perros abandonados en el sector con dibujos, canciones y representaciones. También se siguió avanzando en las tareas pendientes del día anterior en la preparación del Carnaval.