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Residencia: Verás un sendero de agua Pisagua - Huara, Tarapacá - 2018 Residente: Claudio Marcelo Bernal Abarza
Publicado: 29 de octubre de 2018
Un sendero de agua

Recorrer Pisagua es como estar en un verdadero museo de sitio, la caleta está ubicada en la bahía que lleva su nombre y está delimitada por dos puntos importantes. En el extremo norte se encuentra la punta de Pisagua Viejo, lugar que cobijó desde tiempos prehispánicos los primeros asentamientos de comunidades chinchorro, la cultura más antigua que rinde culto a sus muertos de la que se tiene registro, alrededor de 8.000 a 11.000 años A.C. Las ruinas del antiguo poblado hispánico aun se pueden encontrar mirando de frente la cuenca de la quebrada de Tiliviche, y que durante el llamado invierno altiplánico, entre los meses de enero a marzo, permiten fluir el escaso recurso que le da el nombre quechua a Pisagua. (Lugar de poca agua).

Llegar a este lugar es transportarse a otro tiempo, el sonido del viento pampino que baja por la quebrada y el constante chillar de aves y el oleaje lejano es lo único que perturba la tranquilidad de este inhóspito lugar. En la cima de esta punta aun se pueden encontrar los vestigios de su pasado bélico, que fue centro importante en las estrategias militares que en definitiva permitieron anexar este territorio, antiguamente peruano, al territorio chileno en la llamada campaña de Tarapacá, que fue el inicio de la Guerra del Pacífico.

Cruzando esta punta y caminando hacia el sur, el cementerio de Pisagua es un punto relevante y que en cierta forma marca a esta localidad y a sus habitantes, las fosas clandestinas con detenidos desaparecidos asesinados en la última dictadura militar, hoy se demarca con un memorial solitario que mira hacia las tumbas y nichos de los antiguos habitantes de este ex puerto salitrero. Lo siguen en este sendero de 15 kms. aprox. el monolito que recuerda el primer desembarco anfibio de la historia moderna, una antigua fábrica de procesamiento de pescado que sirvió como campo de concentración provisorio, la estación de trenes, el teatro y ex mercado, los restos de las oficinas del único London Bank que se instaló en el país, la cárcel y las ruinas del hospital que sirvió como lazareto en los tiempos de las pestes que asolaron a esta región nortina. El recorrido es extenso y para hacerlo debo tomarme varias horas para poder ir comprendiendo los saltos temporales y la riqueza infinita que va configurando la historia de este poblado y que configura también la historia de todo el país.

El sendero continúa hasta el extremo sur hacia Punta Pichalo, el bramido de lobos marinos, el color blanco en las cimas de sus rocas y el color rojizo de la tierra es como trasladarse a otro planeta, en uno de sus extremos pude ver las ruinas de lo que fue un embarcadero de huano, recurso muy apetecido en tiempos antiguos y que va construyendo en las laderas de los cerros pelados laberintos de rocas que nunca fueron extraídas.

En esta punta se encuentran muchos vestigios de pueblos chinchorros que se dedicaban a la caza del lobo marino y a la recolección de moluscos y pescados. Desde esta punta los antiguos habitantes, los primeros de Pisagua, podían ver a lo lejos la bajada del río Tiliviche, el sendero de agua que los hacía emigrar hacia la pampa de tiempos remotos, buscando el intercambio y generando las primeras rutas de comercio que dieron origen, en cierta forma, a lo que hoy  entiendo como Pisagua.

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