Siguiendo con las instancias de terreno, esta semana salimos junto al taller de fotografía rumbo a Cotasaya, pueblo continuo a Colchane, con el ánimo de complementar experiencias anteriores de conocimiento del territorio. A cada paso me sorprende más y más la curiosidad y saberes que las niñas poseen, los cuales aparecen durante la observación y práctica fotográfica.
En una situación similar a la vivida en Caraguano, y contra nuestras expectativas, encontramos sólo a una persona en el pueblo, un “tío” (como generalmente se les llama a los hombres mayores), quien se acercó a conversar y nos contó algunos datos sobre la localidad, aunque en realidad era evidente que sentía mayor interés por saber de nuestro grupo. Luego de conversar un rato sobre el taller y su labor, e historias de viajes, el tío se alejó deseándonos la mejor de las suertes con nuestra iniciativa.
Finalmente, tras dos horas de caminar explorando la zona, entre bofedales, construcciones antiguas y objetos en desuso, tuvimos que volver a Colchane para que las niñas de otras localidades pudieran volver también a sus hogares.
Como cada vez estamos más cerca de acabar el año escolar, la salida a terreno en Cotasaya marcó el final de los recorridos del taller. Lo que sigue es comenzar a pensar en cómo compartir todo nuestro aprendizaje con el resto de la comunidad.
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A medida que compartimos más tiempo con las niñas, más he ido comprendiendo sobre sus mundos y algunas de las problemáticas con las que lidian día a día sólo por el hecho de habitar donde habitan, y no sólo ellas, sino la mayoría de niños en Colchane.
Es bien sabido que por ser un pueblo fronterizo, en Colchane sus habitantes viven una estrecha relación con la clandestinidad y delincuencia, lo cual se refleja en que una amplia mayoría posee algún familiar en estado de reclusión. Por esta razón, entre los relatos cotidianos de niños y niñas. es posible encontrar datos sobre este tema, también anécdotas y bromas, que a mis oídos suenan muy inquietantes.
De ahí la necesidad de ocupar su tiempo en otras cosas, abrir sus mundos a experiencias diferentes y promover una visión alternativa y crítica del entorno próximo.
Por medio de este pequeño taller, hemos pretendido realizar dicha labor, con la seguridad de que Colchane puede ofrecer a sus niños y a su comunidad mucho más que lo visto y vivido hasta ahora, sólo hay que tener paciencia para ir describiendo sus bondades poco a poco.