Esta semana realicé difusión de la residencia pegando afiches por el centro del pueblo, invitando a la comunidad al tercer conversatorio comunitario a las 18 hrs. del sábado 7 en la plaza. Aquel sábado partí a las 11 am, me instalé en una esquina y participé en forma simultánea de una manifestación textil bicontinental llamada “1000 Agujas por la Dignidad de Chile y Latinoamérica”, a la cuál acudieron 8 mujeres quienes bordaron sobre telas de algodón diferentes consignas que luego colgamos a modo de ropa sobre una cuerda de lanas de colores. Esta protesta silenciosa dejó ver las consignas sociales que más resuenan en la comunidad como la lucha por el agua, el aire, la tierra y la dignidad humana. Poco a poco fueron llegando Nataly, Elsa, María Ignacia, María Magdalena, Marisol, Paz y Lorena, mujeres empoderadas, líderes locales, a quiénes fue un gusto conocer. El tercer conversatorio partió a las 18 hrs. con la participación de 9 personas, quienes estuvieron muy entusiastas y participativas, dialogamos sobre el estallido social, de nuestras diferencias políticas y religiosas, de los conflictos medioambientales y sociales locales, identidad mestiza y a la vez la resignificación de estas consignas en el contexto histórico que nos tocó vivir (el cuál tenemos fe que cambiará a Chile para siempre).
Que alegría escuchar de cómo los iconos gráficos de las culturas ancestrales adquieren otro sentido y valor, de cómo no nos identificamos con los monumentos del espacio público, de cómo el arte callejero, performance, música, danza, escultura y todos los lenguajes de las artes están descolonizando el pensamiento y a la vez plasmando nuestra forma de ver la sociedad y territorio en este momento crucial e histórico para Chile.
El colectivo participante desde sus luchas personales y comunitarias se quejan de la falta de espacios para poder expresarse, aludiendo que todos los carteles, fotocopias, grabados, grafitis y pizarrones públicos que han sido reflejos y desahogos del estallido social, han sido sacados y borrados del espacio público, para de alguna forma volver a una “normalidad visual” del centro de Villa Alhué. De este dialogo fructífero nació la idea de crear una obra colectiva en donde se plasme el pasado, presente y futuro de Alhué, en donde todas las consignas analizadas se plasmen de una manera evidente para que quede, de este modo, un documento de la coyuntura político y social que vivimos desde la lógica y visión de la comunidad y el territorio de Villa Alhué, en co-creación con el colectivo participante y yo, como artista visual.
Se habló de resignificar la importancia de las culturas madres Bato y Llolleo, Diaguita, Inca y Mapuche, los ecosidios, la lucha por el agua, el estallido social, las amenazas a la biodiversidad, los esfuerzos locales por conservar el paisaje, y por otra parte, el cómo visualizan su comunidad y territorio a futuro. Las participantes analizaron la posibilidad de hacer un mural colaborativo cerca de la plaza en un muro visible y para este objetivo quedaron ellas mismas de buscarlo y luego hacer propuestas en el cuarto conversatorio comunitario organizado para el jueves 12 de noviembre en mi casa, en calle Victoria cerro arriba.
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