Sólo la sed. El silencio. Ningún encuentro
Alejandra Pizarnik
Durante las últimas semanas el proceso de colaboración con la Agrupación de Haitian@s se ha ido consolidando principalmente en los lazos de confianza, como también se ha ligado orgánicamente a la reflexión en torno a las diferencias socioculturales de género, ya que por un lado, nosotras hemos apuntado a evidenciar la falta de participación femenina en las jornadas y, por el otro, el comienzo de las jornadas de arte y feminismo ha generado mucha curiosidad por parte de mujeres y hombres. Ellas se interesan en este espacio seguro y de creación artística, mientras que ellos se cuestionan la necesidad de un espacio separatista.
18 de noviembre
En un intento de generar un espacio para dialogar en torno al género como construcción social, mostramos el corto Mayoría oprimida, una película de ficción francesa acerca de la violencia de género. Esta instancia nos dio un impulso para preguntarles por qué venía sólo una mujer a las jornadas. Nos dijeron que porque en general las mujeres llegan a ocuparse del trabajo doméstico a la casa. Hablamos sobre el doble trabajo que se le adjudica a la mujer en ambas culturas, la doble explotación. Reflexionamos junto a ellos sobre el tiempo libre y de ocio, que tienen ellos como hombres, en relación al tiempo libre que tienen ellas.
Reconocemos que nuestra posición es bastante especial al ser las dos mujeres blancas, junto a un grupo de hombres migrantes, nos encontramos en una extraña situación de equidad que nos permite plantearles estas problemáticas y ser efectivamente escuchadas. Si bien nuestros privilegios son evidentes y es imposible negarlos, frente a una mayoría masculina, estos privilegios nos sitúan en una horizontalidad de diálogo acerca de los roles de género establecidos.
20 de noviembre
A esta jornada llegaron dos mujeres. Sentimos que los diálogos construidos en la jornada anterior tocaron alguna fibra.
Espontáneamente con un grupo comenzamos a pintar personajes, mientras otro grupo registraba el momento experimentando con la cámara. Escuchamos música y nos mostramos distintas bandas, hicimos retratos fotográficos y jugamos con proyecciones y bailes. De algún modo, los rostros, los gestos y el cuerpo se canalizaban en ambos medios.
Nuevamente emergió el cuerpo como espacio, en este caso, de experimentación.
25 de noviembre
A esta sesión no llegó ninguna mujer. Nuevamente el grupo era masculino.
Vimos algunas imágenes de la utilización del cuerpo como herramienta de representación, asociamos las danzas rituales africanas a los bailes en La Tirana y reflexionamos acerca del uso de trajes y máscaras. Hablamos sobre el concepto de símbolo y representación.
Luego comenzamos a trabajar en ideas para comenzar nuestro proyecto, donde surgieron inquietudes como la explotación laboral, la discriminación racial, el futuro en relación al fenómeno migratorio, las ansias de integración y, otras más íntimas como la sed de afecto.
Terminamos hablando sobre el amor, la sed de amor por sus familias, las diferencias del constructo social del amor en Chile y en Haití, el cómo nos relacionamos y porqué.
Sentimos que en esta jornada surgió una amistad genuina.
27 de noviembre
Este día llegaron cuatro mujeres y sólo un hombre.
Hubo una confusión con respecto al día en que nos juntamos las mujeres y los días de las jornadas de arte y cine. Estaban más interesadas en reunirse con otras mujeres, pero como éramos mayoría en esta instancia también sumaron algunas ideas.
Ellas plantearon nuevamente la sed de amor, la necesidad del afecto de sus familias distantes. Que deviene en una sed de encuentros, una motivación por compartir y crear. Una sed por espacios de libertad.
La otra sed, la sed de afecto, no la habíamos conceptualizado hasta ahora. Esas ansias de encuentros y esos lamentables desencuentros con el Chile más descarnado, ese país indolente, sin cariño y poco humanx. Esa sed que se agudiza con los abusos y la indiferencia.
Amaranta.