BitácoraResidencias de arte colaborativo

Residencia: La sed de la tierra Llay Llay, Valparaíso - 2018 Residente: Colectivo YY (Yachachinakuy)
Publicado: 21 de octubre de 2018
Ni la tierra ni las mujeres son territorio de conquista

El día sábado nos juntamos con un grupo de mujeres de Llay Llay que se encuentran organizadas hace un tiempo, principalmente a raíz del crecimiento de una violencia sistemática y normalizada hacia las mujeres, tanto en el espacio doméstico como en el público, llegando a ser Llay Llay la comuna con el índice más alto de violencia intrafamiliar en todo el Valle de Aconcagua. El femicidio de Marjorie Varas el año pasado provocó la indignación generalizada en la comunidad, que conllevó a la realización de marchas y velatones en su nombre. A raíz de éste caso, distintas mujeres comprendieron la necesidad de organizarse y comenzar a realizar acciones para concientizar y prevenir el avance de la violencia machista. En el caso del Círculo de Kuyen, han realizado murales con el fin de visibilizar esta situación y proyectan la realización de distintas actividades de carácter feminista, donde el arte o las herramientas artísticas pueden aportar a la difusión y realización de acciones e intervenciones en el territorio que convoquen a mujeres de las distintas zonas de Llay Llay, como también plantear actividades a la comunidad en general que posibiliten la discusión y reflexión crítica en torno a la necesidad urgente de detener las violencias machistas y erradicar las actitudes patriarcales de la comunidad.

El aislamiento de las zonas rurales de la comuna en relación al núcleo urbano a raíz de la falta de transporte público genera un panorama en el cual los abusos ya están normalizados, ya que pedir ayuda o salir a denunciar no es una opción en esas condiciones. La falta de espacios de organización o diálogo entre mujeres también es clave para que esta situación se siga agudizando, mientras la soledad de las mujeres les reafirma la idea de que la violencia doméstica es un problema individual, personal, casi como una parte natural de la vida en pareja y no un conflicto social, los abusos siguen creciendo y traspasándose a las nuevas generaciones. En este sentido, se torna urgente la creación de espacios de reunión y encuentro entre mujeres donde lo personal se vuelva político y comencemos a entretejer la posibilidad de amores sanos y libres.

La explotación de la tierra por un lado y la idea de la mujer como territorios de conquista, abusos y sometimientos por el otro, son ideas creadas por el mismo padre; la tierra como fuente inagotable de recursos y la mujer como fuente inagotable de trabajo productivo y reproductivo (afectivo, doméstico y laboral) representan un mismo territorio a explotar: «El capitalismo y el patriarcado, se han encargado de sacar constantemente a las mujeres de la categoría sujeto y, a la Madre Tierra del espacio de los derechos y de interrumpir constantemente la libertad de sus propios procesos.» (Margarita Aguinaga, 2010).

Amaranta

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