En todas las jornadas colaborativas de pintura estábamos aperrados, algunos perros de la calle nos esperaban y otros llegaban más tarde, algunos pasaban por el sector y a veces se quedaban a descansar, a dormir, a compartir con nosotros y otros buscaban refugio en nuestro espacio tomado en la calle luego de rencillas o peleas campales por el territorio…gajes del oficio.
Como doglover la residencia me trajo varios nuevos amigos caninos…para comenzar Chakana la perra pastor alemán que venía incluida en el arriendo de la primera casa, quien me acompañó fielmente en el solitario primer mes de residencia. Fue tanto la conexión que tuvimos que cuando bajaba al pueblo caminando o en bicicleta ella saltaba la pandereta trasera y me seguía, en más de una ocasión me trajo problemas a mi y al dueño de la casa, ya que, en una ocasión que me siguió se perdió y una vecina del sector se la quedó aduciendo que estaba botada en la calle…cuento corto, el dueño de la casa que arrendaba demandó a la vecina por este hecho…pero la astuta Chakana se liberó de sus ataduras y un día de noche volvió llorando a mi casa.
Recuerdo que para año nuevo producto de los terroríficos fuegos artificiales llegó un perro pequeño llorando y temblando y se encajó debajo de nuestra mesa de año nuevo y se quedó carreteando con nosotros hasta el otro día, a los días siguientes nos percatamos que era uno de nuestros vecinos que junto a Chakana hacían hoyos en el patio.
Había un pitbull callejero que era el más choro del barrio donde pintábamos y varias veces llegó ensangrentado a descansar mientras trabajábamos en el mural, le dábamos agua y nos acompañaba a veces hasta la media noche, por suerte con los niños y grandes era muy sociable…micro realidad que se replica en todo Chile, creo que, en ningún otro lugar de Latinoamérica se salió tanto de control la tenencia irresponsable de mascotas, el abandono por parte de la institucionalidad en temas de salud veterinaria pública, falta de fiscalización, falta de espacios públicos adecuados como guarderías o perreras.
Hoy se estima que la cantidad total canina en Chile fluctúa entre los 2,6 y 3 millones de perros y que el 75% de estos animales, pese a poseer un propietario deambulan sin control por las calles y que tan solo el 25% de los caninos no poseen hogar. (fuente, U. de Chile 2013.) Una problemática que se ve reflejada en las estadísticas que muestran que el 2019 aumentaron las personas mordidas por perros en Santiago con un total de 10.768 afectados, pese a la implementación de la Ley Cholito hace más de un año atrás.