Juan vive apartado completamente de la civilización, sin luz y con agua que le llevan periódicamente cerca de la entrada al Santuario de La Naturaleza San Juan de Pichi, al estar más conectado con la naturaleza, Juan tiene una relación más directa con el bosque esclerófilo y sus habitantes. Su Loro Cachaña regalón nos sirvió de modelo para el mural y a la vez nos develó la cruda realidad que hoy día vive esta especie en peligro y amenazada, que otrora surcaba y llenaba de bullicioso verde los cielos y los arboles de Villa Alhué debido a sus grandes bandadas…hoy solo un recuerdo, gracias a la caza indiscriminada para mascota y a los grandes predios agrícolas que no solo nos roban el agua, sino que también matan toda la vida silvestre que ponga en riesgo sus producción agrícola de nivel industrial.
En varias ocasiones la gente que pasaba por el muro se quedaba compartiendo sus memorias sobre la naturaleza de Villa Alhué, otrora rebosante de vida gracias al vergel y humedales del río Alhué. Las historias de como los peucos se robaban los pollos y gallinas del campo, las historias de los picaflores gigantes, especie que cada vez es más difícil ver debido a la falta de agua, seres mágicos asociados a la visita de los espíritus de personas muertas. Las grandes bandadas de loica y torcaza nos recuerdan que aun en este aislado paisaje viven tranquilas, de alguna forma su gente se siente orgullosa de ver sus poblaciones en buen estado de conservación, realidad que no se repite en otras zonas de nuestro territorio nacional.