Hemos decidido integrar otras voces en este espacio de aquí en adelante. Creemos que sus palabras pueden ser más reveladoras sobre esta experiencia compartida de la cual nosotras somos sólo una parte. A continuación el primer relato, a propósito de nuestra salida a un lugar conocido como Sol y Lluvia en Catemu:
Rodeada de árboles, a un lado la vida al otro la muerte. La minera avanza con rostro de avaricia, el sol se esconde entre las nubes cada vez que escucha el trinar de las canteras, lloran las nubes sobre el quillay, mientras los brotes en su rebeldía alzan sus brazos en señal de resistencia.
Camino y escucho. Me voy enredando en el susurro del agua y su pasar por las piedras, raíces entrelazadas entre lo que fue y lo que está, caminos recorridos por animales en libertad, ¿será esta la última vez que te vea madre tierra?
Mi corazón se ahoga en preguntas, mientras la esencia del lugar se conecta conmigo, sintiéndome una sola con la fuerza-vida que se mueve de extremo a extremo del sendero, hojas, semillas, incluso espinas, todas en armonía.
Mientras este lugar siga floreciendo y resistiendo, mientras el viento siga gritando libertad y las aves alcen su vuelo en el azul cielo, yo seguiré aquí trenzada a la vida, a su energía, como fue desde un inicio, sin zonas de sacrificio.
Aurora Borealis