Durante esta primera semana en Llay Llay pudimos profundizar en los conflictos medioambientales que identificamos inicialmente, vinculados principalmente a la industria agrícola y que afectan de manera directa a toda la población.
La comuna de Llay Llay es hoy un espacio de depredación natural por parte de privados, siendo la comuna más afectada por la explotación agroindustrial en todo el Valle de Aconcagua, conflicto que deriva en la desforestación de terrenos, acabando con la flora y fauna nativa, sumado a la crisis hídrica que atraviesa todo el Valle debido a la disminución del río Aconcagua y, particularmente en Llay Llay, el monocultivo de paltos en los cerros, ha provocado que el año pasado fuera decretada como zona de escasez hídrica. En este sentido, Llay Llay puede considerarse como parte de toda una red de zonas de sacrificio ambiental que conforman el Valle de Aconcagua, debido a la gran cantidad de industrias de diversos tipos que explotan los suelos y napas, provocando sequías, contaminando tierras y aguas. Dicha contaminación, provocada por el uso de pesticidas y fumigaciones aéreas, ya está produciendo consecuencias dañinas y tóxicas para la comunidad (silvestre y humana), que se escapan de las manos de los empresarios y sus «medidas de mitigación». Por otro lado, la alerta de les vecines frente a una supuesta compra del último cerro no intervenido de la localidad, el cerro Alto Llay Llay, para el monocultivo industrial de paltos, es ciertamente preocupante, porque además de ser el último cerro que aún tiene el acceso abierto para subir, es el cerro más próximo al pueblo, rodeado de zonas residenciales, lo que modificaría el paisaje acabando con toda la flora nativa y endémica, arrasando con el último espacio natural y silvestre que le queda a la comunidad de Llay Llay.
Amaranta