Nuestra búsqueda de casa a principios de este mes, nos llevó a conocer más profundamente el entorno y algunas de las localidades que componen la provincia: sectores como Lo Vargas a las afueras de Lampa, lo Castro y claramente Estación Colina donde finalmente quedó establecido nuestro hogar temporal. Durante estos días nos hemos dedicado al estudio de la zona para vislumbrar algunos cruces con nuestra residencia, percatándonos de otras dimensiones que aún no habíamos visto entre los ejes de agua, transito y memoria que elegimos como punto de partida para adentrarnos en el territorio.
Hemos observado que las localidades de Lampa se encuentran más bien dispersas, lo cual puede resonar como un vestigio de la Cultura Aconcagua, que se caracterizaba entre otras cosas por su dispersión en el entorno, sin llegar a conformar aldeas o pueblos muy grandes. Otro dato importante sobre la Cultura Aconcagua y que puede ser relevante para nuestra residencia se relaciona con que tenían una gran tradición alfarera, que puede ser muy interesante de rastrear e investigar si es que aún persiste de alguna forma en la cultura local actual.
Por otro lado, se percibe, un cierto aletargamiento y desarticulación política en la zona. Según lo que hemos estado estudiando a través de los archivos audiovisuales del museo de la memoria. La situación política de Lampa previo a la dictadura militar era bastante diferente y había mucha organización política campesina, especialmente ligada a la reforma agraria. Habían distintos comités, trabajos voluntarios y otras organizaciones algunas relacionadas con el MIR. Una de las entrevistadas en esos archivos menciona que iban a enseñar cosas a los campesinos pero se toparon con otra situación debido al alto grado de organización política en los predios. Luego del golpe militar muchas personas de la zona fueron detenidas y muertas por la maquinaria de la dictadura. Una de las medidas tomadas por la junta militar fue quitarles todos los derechos a quienes habían sido dirigentes campesinos y junto con ello quitarles a los habitantes los terrenos que habían conseguido durante el proceso de reforma agraria. Es así que les otorgaron terrenos muy difíciles de trabajar sin las herramientas adecuadas ni organización, los que luego fueron vendidos por los mismos campesinos a precios muy bajos. Todo esto fue realizado a través del decreto de ley 208, donde se determina la eliminación de los derechos conseguidos por los campesinos favoreciendo su desarticulación política. Estos datos nos parecen fundamentales de continuar rastreando e investigando, pero ahora en las voces de quienes lo vivieron para poder conocer realmente los efectos de la aplicación del decreto 208 y lograr conectar todas estas situaciones a modo de ejercicio de memoria con el presente.
De momento las líneas de investigación se multiplican y conectan.