Luego de una semana de mucho movimiento y producción, llegó el día de la primera Archivatón en la Villa Los Volcanes. El día anterior, para despejar dudas sobre la invitación de llevar archivos, decidimos hacer un puerta a puerta por toda la villa. Conocimos a varias vecinas que nos invitaron a mirar sus fotos y objetos antiguos, ofreciendo además poder restaurar sus fotos.
Fue un día soleado, como pocos. Los niños y niñas nos recibieron en la plaza y ayudaron a acomodar mesas, sillas y decorar el espacio. Mientras llegaban las amigas del baratillo partimos con un juego: “Nuestra Ensenada Imaginaria”. Con tizas y restos de madera que nos donaron varios amigos durante la semana, construimos en conjunto nuestro territorio utilizando toda la extensión de la plaza como soporte. Acomodamos la mesa para los archivos, con algo de dudas si funcionaría. Conscientes de que era una invitación extraña. Poco a poco comenzaron a llegar varias vecinas con sus fotos y objetos. Verdaderos tesoros personales. Fue lento. En la medida que vieron de qué se trataba entendieron y fueron a sus casa de vuelta a buscar los propios. Tenemos una foto mental hermosa, de Nicole volviendo en su bicicleta con una gran “foto iluminada” de sus abuelos.
La Pao llegó con el parlante, y con unas palabras de inicio comenzó la actividad y además primer evento oficial de la administración de la nueva junta de vecinos.
El baratillo fue clave. Andrea, la organizadora y nueva cómplice, nos apoyó difundiendo la invitación además dentro de sus grupos vecinales. La música y la ropa de la feria fue el mejor gancho de atención. Se armó una mesa tipo té club, y de pronto nos vimos mirando fotos entre todos, y explicando a los niños los usos de objetos antiguos, como una plancha de campo, un ñaco (moledor de harina huilliche) y un mortero de piedra, que como contaba Lucy la usaban los antiguos que vivían por Petrohué.
Paralelo a las varias rondas de mate y sopaipillas, los niños y niñas siguieron jugando con las maderas. A esas alturas ya las estaban pintando y transformando en objetos de diferentes usos, hasta que terminaron transformándose en un juego de palín espontáneo.
Ya de tarde una vecina parvularia sacó su set completo de pintacaritas, otro vecino regaló helados para todos, y la tarde concluyó con un concierto de música folclórica del vecino guitarrero.
¿porqué no hacemos esto más seguido?. ¿Y cuándo nos juntamos a seguir conversando?