BitácoraResidencias de arte colaborativo

Residencia: Texturas de Volcán Puerto Varas - Ensenada, Los Lagos - 2019 Residente: AColectivo
Publicado: 8 de diciembre de 2019
Archivatón Cultural en Villa Elisa: la buena colaboratividad

El tercer archivatón que hemos realizado, luego de la Villa Los Volcanes y Reflejos del Lago, consolidó la residencia, superando, desbordando nuestra imaginación colaborativa.

La junta de vecinos de la villa nos contacta, a diferencia de las anteriores, pidiendo que hiciéramos la actividad. Nos sumamos a una de sus reuniones comunitarias para explicar la iniciativa. Percibimos una buena organización, un deseo de crecer y unirse como vecinas y vecinos. El Archivatón, como ejercicio colectivo entendido por el boca en boca surge como una gran oportunidad para trabajar sus propios objetivos.

Todo funciona, fluye. Cuando existe un objetivo, un interés común, proporcionalmente importante, se dan las mejores condiciones para movilizar la buena colaboración. Hay tiempo, recursos y energía.

 

Difusión: media puerta a puerta

Replicamos las estrategias de difusión de los archivatones pasados, culminando con el puerta a puerta. Pero al poco andar descubrimos que ya todos sabían. La JJ.VV. se encargó de llamarlos a todos directamente.

 

Un museo familiar, local y espontáneo

Las organizadoras oficiales fueron tres primas, todas nietas de la señora Elisa, matriarca de los Rivera de donde toma su nombre la Villa. Llegamos al patio de la Yoya, presidenta de la JJ.VV. Lo que era una planicie de pasto lo transformaron en un gran museo de vida. Cuando llegamos con los materiales nos emocionamos hasta las lágrimas. Levantaron varias carpas para combatir el inusual día soleado, e instalaron varias mesas, todas decoradas y presentadas cuidadosamente, llenas de diversos objetos e imágenes. Herramientas y todo tipo de objetos antiguos, montajes fotográficos y libros. Además del respectivo baratillo y una mesa con comida preparadas por ellas mismas junto con golosinas para lxs niñxs. Dedicaron varios días en buscar objetos, y el padre de una se entusiasmo por hacer de sus objetos, en otra era mundanos, verdaderas piezas de museo. Nos contaban que se levantó a la madrugada, antes de partir a trabajar, a pulir las herramientas, construir mesas de exhibición e incluso soportes para presentar sus antiguas formas de funcionamiento. Emociona volver a revivirlo y relatarlo. Ver como entendieron el sentido de esta inusual forma de encuentro comunitario y llevarlo al extremo, superarlo, mejorarlo, hacerlo propio.

 

Montamos los banderines en los soportes, mismos que la Yoya coció al comienzo de la residencia, sin entender mucho su sentido. Instalamos las pizarras y juegos, mientras los vecinos terminaban de construir un arco para motivar a los deportistas a sumarse a esta jornada.

 

Fueron llegando las chicas del baratillo, entre estas un colectivo de animalistas, muchas vecinas nuevas. Esto nos parece esencial. Como en todo pueblo pequeño se produce la división entre los nacidos y criados, y los nuevos habitantes. Verlos compartir, ponerse cara, y presentarse además a través de sus archivos le otorga otro peso a estos encuentros.

 

La historia en los objetos, o los objetos en la historia: dialogamos en torno a los archivos 

Con el paso de las horas se reunió más gente, y así mismo más niñas y niños. Aprovechamos de armar un grupo y hacer una visita conversada a través de los objetos, por supuesto, a cargo de sus organizadoras. Hablamos de los tiempos sin electricidad, sin movilización, sin acceso a todo lo que hoy existe. El recorrido remató con una demostración de la construcción de tejas, con hacha y herramienta en mano.

Nos imaginamos en conjunto esas formas de vida tan diferentes pero tan recientes para varios, y vivas para otros que aún al interior de Ensenada conservan costumbres de campo. Entendemos algunos rasgos locales importantes que vienen de esa vida, como su reticencia a aceptar ayuda, cuando siempre han estado acostumbrados a resolver sus problemas con aquello que está a la mano. Nos cuestionamos qué es y representa el Estado en estas localidades, donde quedan vestigios, bastante vivos de una vida de aislación y muy sacrificada, y por otro de fuerte inquilinaje patronal.

 

Abrazos de emoción y conclusiones

Cerramos con el atardecer. Antes de ordenar todo nos sentamos en círculo a compartir un mate, un cigarro y comentar el día. Nos agradecimos entre todas haber vivido esto juntas. Algo tan simple y nuevo. Y la gran conclusión de la jornada: Ensenada necesita un museo, un espacio que ayude a mantener viva su memoria, una no oficial, una local.

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