BitácoraResidencias de arte colaborativo

Residencia: Texturas de Volcán Puerto Varas - Ensenada, Los Lagos - 2019 Residente: AColectivo
Publicado: 8 de enero de 2020
COMIENZA EL TALLER: A pintar con el bosque y la luz

Día 1: Lucy y el bosque

El primer día del taller visitamos un bosque cerca de los bomberos. Nos reunimos temprano en el cuartel y le entregamos a cada niñx sus materiales para la excursión, una bolsa con una carpeta y hojas en blanco. Preparamos el espacio para que fuera cómodo y alegre, donde terminamos de personalizar nuestros materiales. Cabe decir que llegaron todos los inscritos, eso es siempre la mejor señal de interés y ánimo.

Omar se adelantó para preparar la sorpresa del día, la aparición de nuestra amiga Lucy. Como comentamos hace unos días, Lucy es una gran marioneta que Omar construyó y es quien nos esperaba en la entrada del bosque con preguntas poéticas para lxs niñxs. ¿Qué esconden las raíces? ¿cómo y qué habla el agua? ¿qué murmura el bosque?. Sucedió lo que esperábamos, crear una situación performática y mágica.

Luego de caminar unos metros, nos enfrentamos al estero y a un nuevo desafío, ¿cómo lo cruzamos? El día anterior escondimos una tabla entre las ramas… que los propios exploradorxs encontraron para cruzar el agua. Qué mejor para darle más sentido a esta aventura.

Dentro del bosque desplegamos una gran tela donde nos acostamos a mirar el bosque, buscando nuevas perspectivas para sensibilizarnos de nuevas formas, redescubrir el bosque y volver a entenderlo de una forma más rica y compleja. Cerramos los ojos, comentamos nuestras sensaciones y luego comimos la colación arrullados por el sonido del agua y aves.

Para finalizar, sacamos nuestros papeles y carpetas y fuimos a cazar texturas del bosque con la técnica del frottage, además de recolectar elementos para trabajar el día siguiente. El juego funcionó mejor de lo que imaginamos. Lxs niñxs lo llevaron más allá de las superficies, terminando jugando a buscar texturas entre sus propios cuerpos.

 

Día 2: Pintando con luz

Llegó el gran día de pintar con luz. Comenzamos temprano para dejar listo el laboratorio.

Revisamos los elementos y texturas que recolectamos del bosque, junto a lo que cada unx trajo de sus casas, así nos hicimos de un surtido de texturas orgánicas y sintéticas para jugar con el cianotipo.

Definimos las estaciones y grupos de trabajo, y así, ¡manos a la obra! El taller-laboratorio entró en marcha con toda energía. Afuera diluviaba como no pasaba hace días, pero no fue problema. Nos sentíamos seguras con el manejo de la técnica.

 

Para comenzar cada participante trabajaba en sus composiciones, y paralelamente por grupos entraban al laboratorio-baño, para que entendieran cómo aplicar el químico. Cada unx con sus guantes y mascarillas realizó el ejercicio de emulsionar los papeles y sentirse así verdaderos alquimistas o científicos.

 

Ya listxs todxs pasamos afuera a la contactera, una mesa con un vidrio, para traspasar las composiciones a los papeles y telas emulsionadas. Todo debía ser rápido y certero, y lo fue. Listas las composiciones bajo el vidrio, y protegidas así de la lluvia, nos detuvimos a mirar el fenómeno. Rápidamente los químicos fueron reaccionando con los rayo UV, tomando un color amarillo-verdoso. Lxs niñxs estaban emocionados, sin aún entender del todo que pasaría.

Se cumplió el tiempo de exposición, y como en una carrera cada quien recuperó su imagen y partimos a lavarla a la “zona mojada”, lista a las afueras de los bomberos. La magia comenzó a ocurrir. Las proto-imágenes comenzaron a tomar ese color azul cian producto de la exposición al agua. Las colgamos una a una, y terminamos conversando sobre la experiencia. La excitación era alta, por lo que improvisamos un juego de gustos: ¿Cuál me parece más interesante? ¿Más abstracta? ¿más natural? y así.

 

Día 3: Qué nos dice el bosque

Partimos repitiendo el trabajo de laboratorio, haciendo una segunda composición. Orientamos la actividad hacia una reflexión sobre el medio ambiente y la crisis por la que está pasando, esto por consejo de una de las apoderadas.

 

La pregunta ¿qué le diríamos a Ensenada y a los adultos para que cuidaran la naturaleza? devino finalmente en imaginar que éramos el bosque y alguno de sus habitantes e imaginamos en primera persona, o más bien en “primer animal o planta”,  mensajes para Ensenada y a los humanos en general. Algunos hablaron como chucaos, como insectos, árboles o incluso como volcanes.

Para terminar el director de la compañía de bomberos nos visitó para ver el trabajo realizado y contarnos de la labor que realizan, cuidando a las personas, pero más aún, cuidando el bosque de los incendio forestales. Fue un cierre perfecto para ver reflejada nuestras reflexiones en un grupo humano.

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