El sábado por la tarde nos reunimos en Villa Esperanza junto a Polonia y Pati -vecinas de la directiva vecinal de la Villa y piedras angulares en el equipo que estamos formando de agua/tránsito/memoria- para realizar una deriva por la población que devino en otra cosa: un encuentro comunitario y trans-generacional en plena calle, con entrevistas, mapeo y actividades gráficas. Fue una buena oportunidad para ponernos a prueba en terreno como equipo con las vecinas, pues esta actividad la co-gestionamos con ellas y al ver que la convocatoria no fue la esperada, fuimos capaces de improvisar y sacar lo mejor de la situación: superamos incluso las expectativas que nos habíamos planteado en un principio, pues pudimos conectar in situ con 4 generaciones de la villa: niñes, adultxs jóvenes, adultas, y adultas mayores.
Con la generación de niñes trabajamos a través de entrevistas y de la brigada textil, que en esta ocasión respondió a la situación a través de mapeo y juegos gráficos. Fue interesante poder ser parte de las tensiones y diálogos inter-culturales que se desarrollan en la localidad. Pudimos observar que la evidente discriminación por parte de los niños chilenos hacia los niños haitianos que viven en la Villa se encuentra hasta cierto punto naturalizada por los adultos, en un escenario cotidiano y complejo donde los límites entre la dinámica del juego y la dinámica de la hostilidad se funden, como es costumbre en la cultura formativa patriarcal (cultura del juego rudo y la unidad jerarquica entre varones y cultura de la competencia entre mujeres). Se reforzó en esta instancia la inquietud de trabajar con niñes a través de la brigada textil durante la etapa final de proyecto.
Con la generación de adultos jóvenes pudimos conversar e intercambiar inquietudes políticas, sociales y culturales. Encontramos varios puntos en común y constatamos que las problemáticas de género y las problemáticas constitucionales no son ajenas a Villa Esperanza: si bien aún son pocxs lxs vecinxs que se están activando y organizando en estos ámbitos, se están generando redes para que no decaiga el interés y la acción colectiva.
Finalmente los relatos más profusos y valiosos vinieron tanto de las vecinas adultas con las que estamos co-diseñando el proyecto de agua/tránsito /memoria, como de un grupo de vecinas adultas mayores que accedieron a ser entrevistadas y grabadas durante el encuentro. Desde sus voces y relatos nos llegaron muchas historias de Estación Colina y de Villa Esperanza: memorias de cuándo la Villa aún era toma, de la vida en dictadura, de las intervenciones de la vicaría de la solidaridad en el territorio, de las inundaciones que antaño afectaban la población, del trabajo colaborativo para sacar adelante los servicios básicos para la comunidad, entre otras, todas las cuales compartían un hilo común visible en el hecho de que han sido las mujeres de la población quienes han cumplido un rol fundamental en los avances colectivos del territorio de Villa Esperanza.
Con las conexiones hechas, el apoyo de las vecinas y el material recopilado sin duda podremos nutrir la línea de memoria en desarrollo, por lo que concluimos satisfechas la jornada.