Culminada la semana más compleja de la residencia, que significó realizar el taller y malón, llega la última semana, de despedidas y abrazos, pero también la del cierre junto al jardín. Ya comentamos de la intensión dentro de la residencia de apoyar la iniciativa comunitaria de remodelar el patio del jardín. Se realizaron varias reuniones e incluso hubo avances en el diseño, pero el inicio de la temporada estival retrasó todo. Así, decidimos por nuestro lado regalarle al jardín un gran mural, que sirviera de alguna forma como punto de partida de la remodelación del patio. Diseñamos las imágenes a partir de los intereses de los niños y niñas, de las mismas tías, los apoderados y con un poco de nuestra cosecha: animales y plantas autóctonas.
Convocamos a apoderados y a amigas y amigos. No fue una tan buena convocatoria por la temporada de verano, sin embargo nos gustó la posibilidad de poder realizarlo con un grupo pequeño y más íntimo como un gesto de cierre más simbólico que colectivo y un espacio para decantar pintando lo que fueron estos tres meses.
Nos esperaron las tías de jardín los dos días que estuvimos pintando, con desayuno y almuerzo, entregando como sabe bien la gente del sur cariño y agradecimiento con comida!