El mono de palo sosteniendo un remo en un lanchón que mira hacia adelante y de costado como una efigie de tiempos remotos que ha quedado varada en el tiempo de la ribera de la playa de Collico, un mono genérico en una embarcación genérica representando el único signo inequívoco de ser humanx y dibujado de negro en el mapa completamente verde que trazamos en el encuentro comunitario de la semana pasada, suponemos que esa exclusividad de color es señal también de la especie de ouija que ese día lo trajo hasta el plano presente como diciendo: ojo este mono no es de nuestro tiempo sino que viene del más allá de nuestra infancia y está aquí presente en esta playa que vemos ahora pero en realidad no está y lo dejamos en evidencia. De eso nos dimos cuenta días después porque en el momento de su aparición muchas otras cosas pasaban simultáneamente pero, ya enterados, su indicación fue trascendentalmente suficiente como para ponernos a su servicio.
No recuerdo exactamente por qué nos pareció importante hacer nuestros propios cuaderno de investigación antes de comenzar a indagar sobre el balseo en Collico. Nos cortaron unas croqueras chinas en la imprenta América y fuimos perforando y cociendo las hojas y customizando las tapas con dibujos y cositas que recogimos de un rinconcito de la playa donde nos dijeron que antiguamente salía el lanchón. Quedaron buenas e incluso la del Benja marcó estilo con un sol grande y el río corriendo y un Playa de Collico escrito grande en el centro del cuaderno así que salieron otras dos iguales a la suya, algo así como una producción en serie pero artesanal. Todavía no habíamos terminado cuando llegó Don Víctor, un caballero de 80 y tantos años que conocimos el otro día en el Club de amigos flor del prado, no quiso sentarse a pesar de nuestra insistencia y nos pidió que por favor no interrumpiéramos lo que estábamos haciendo así continuamos mientras él nos miraba a nosotrxs o al río de esa forma en que miran los viejitos como con la vista hacia afuera y hacia adentro al mismo tiempo. Lxs chiquillxs ya medios distraídxs y ansiosxs quisieron enterarse rápidamente quién era este señor y por qué había ido a visitarles.
De los relatos de Don Víctor y las preguntas de lxs niñxs pasamos a transcribir a pedazos:
Vengo a contarles una historia que se relaciona con el río, con su navegación porque antes navegaban las chalupas como le decíamos nosotros, las balsas, que traían productos del interior. Ellos venían a remo no tenían motor en esa época. Traían leña, traían agricultura, traían el trigo. A parte de eso las industrias tenían arriba de 600 trabajadores y en las épocas de verano cuando salían de paseo tenían lanchones que llevaban como 150 personas así que cada industria tenía como 4 lanchones que se iban hacia la costa quiere decir Mancera Corral porque no había caminos, algunos eran tirados por vapores. No había camino por tierra solo el puente calle calle que era solo para pasar a la Isla Teja, así que todo eso se hacía por vapores para ir a Niebla todo eso para allá porque ahora todo se puede hacer por locomoción. Eso les puedo hablar yo les río calle calle que es donde estamos ahora mirando. Los balseos se hacían de diciembre a febrero y estuvieron hasta que llegó el terremoto.
Las lanchas, las balsas, las primeras que empezaron a correr eran rectangular y hechas de palos de pellin, árboles redondos sin pegarle corte amarrados en la cual cargaban leña. No tenían motores así que se colocaban a un rincón el que llevaba el timón e iban 3 en cada orilla remando, un remo no como los de ahora sino que el doble de largo para poder pescar bien el rumbo y siempre tenían que ir siempre por la orilla y cuando iban en contra la corriente podían avanzar mejor, pero siempre por la orilla porque el medio tenía demasiado así que siempre se iban por las orillas. Esas eran las primeras balsas, después las achicaron y se fueron pareciendo al bote así como terminando casi en punta pero no terminaban en punta y atrás más ancho. Bueno fueron ubicando para meter cosas dentro porque en las balsas pasaban vapores o barquitos que las olas les botaban la mercadería pal lado, entonces después empezaron a dibujar pero todo lo hacían en forma artesanal, no había alguien que comercializara. Después ya empezaron a hacer algo más producido pero las lanchas tenían esa forma y eran de madera después algunos buscaron con el pino insigne me parece mucho que era cuando lo trabajaron de forma artesanal los botes que es una manera que aguanta y las maderas las unían con estopas, la estopa era como un tejido que no me acuerdo de dónde los sacaban y la iban colocando en las orillas y metiendo entre medio y le iban colocando alquitrán y la embarcación por debajo pintada con alquitrán cosa que el agua no penetrara.
-Qué mercadería se llevaban en los botes?
-La leña, el trigo, los porotos las arvejas las habas las traían del pueblo y para el pueblo se llevaban la harina cruda para hacer el pan, la azúcar el café los fideos, no se iban vacíos nuevamente, prácticamente intercambian la mercadería.
-O sea que hacían como trueque.
-Exacto, la plata casi no la veían. Eso lo hacían las personas que trasladaban la mercadería.
-Ah, o sea pagaban y con esa plata molían el trigo para hacer la harina y con eso…
– Digamos el trigo lo dejaban en el molino, las verduras en algunos negocios que se las vendía y ellos compraban o intercambiaban la mercadería que ellos necesitaban como el mate que los viejitos eran buenos para el mate. Era como un trueque porque a donde llegaban ellos la plata de nada les servía, en el pueblo los negocios no existían. En ese tiempo hasta Valdivia era un pueblo chiquitito.
-Ah o sea que usted me puede decir que Valdivia era del tamaño de un pueblo chiquitito?
-Así era. Como Paillaco, los Lagos así era. Era como un kilómetro extendiéndose hacia el este y un kilómetro extendiéndose hacia el oeste, no era mas, lo demás era campo y las personas mayores fallecían y sus hijos vendían las tierras y se iban pa´ otro lado. Por eso las ciudades empezaron a crecer porque los hijos no seguían los rumbos de los padres.
-Vale muchas gracias por su tiempo.
Mientras Don Víctor atestiguaba de los años atrás algunos de lxs niñxs dibujaban las balsas como las iban imaginando y otrxs grabaron la conversación o simplemente estuvieron presentes, muy presentes. Cuando terminó la conversa entre varixs ayudamos a subir a Don Victor en una plataforma que hacía de superficie de trabajo y ahí mientras nos comíamos unas galletas con jugo el Benja dijo qué bien se siente estar aquí con ustedes mirando el río. Nuestros pechos se llenaron de aire y en esos segundos de exhalación extrañamente conjunta le agradecimos sus palabras sonriendo al unísono. Lo que es a mí me atravesó una sensación parecida a la paz <3