BitácoraResidencias de arte colaborativo

Residencia: Central recolectora Cecrea - Valdivia, Los Ríos - 2019 Residente: Mariana Catalina Carrasco Ruiz
Publicado: 13 de febrero de 2020
Embarcadero de deseos

 

Bitácora escrita por Felipe Contreras, equipo Cooperativa de Relatos.

Llegamos de Menzel a Collico cargadxs como siempre con las cabras, cabros y materiales. Nuestro destino en este caso no fue la playa si no un lugar muy cerquita de ahí una especie de “playita” donde hace muchos años Don Braulio hacia los balseos hacia la otra orilla, tiempos en que la línea 1 o micro local del sector aún no estaba ni siquiera en bocetos.  Este lugar se hacía ideal ya que teníamos la seguridad para hacer zarpar los barcos de papel y a la vez era uno de los parajes favoritos de lxs niñxs.

 

Partimos por el clásico “barquito de papel “ diseño que todxs conocen pero después ayudados por youtube empezamos a descubrir nuevos modelos que se adaptaban más a nuestro concepto que era de “bote”. Cortamos papeles para adaptarlos a las medidas necesarias, enceramos con velas los papeles para producir un impermeabilizado artesanal y escribimos nuestrxs deseos sobre ellxs  para materializar los deseos de éxito en el mini zarpe. De a poco fueron saliendo los primeros modelos, temerosos y reflejados en dobleces poco precisos pero con la convicción y entusiasmo intactos. A penas tocaron el agua salieron los primeros gritos de emoción al ver que estas pequeñas embarcaciones podían mantenerse a flote a pesar de lo simple de su  construcción, y algo de preocupación  cuando el papel comenzaba absorber una cantidad suficiente de agua a través de los pliegos que no alcanzaron a ser impermeabilizados que hizo que los barquitos comenzaran a hundirse lentamente. Hubo atención y acción en que no se convirtieran en basuras flotantes, por eso, muchos amarraron lanas en sus barcos para que por cualquier posible naufragio pudieran ser rescatadas y traídas nuevamente a tierra firme.

 

Danllela comenzó a recolectar muchas hojas y con lana amarró las hojas entre ellas. El resultado de esto fue una balsa improvisada, un objeto vegetal que cumplía el objetivo de seguir a flote. A muchxs le generó curiosidad el hecho que cualquier cosa que tuviera una mínima base podría navegar,  así que con eso se abrieron más posibilidades de generar alguna estructura flotante  sin la necesidad de tener conocimientos de flotabilidad o construcción de botes.

 

Paralelamente otro grupo se dispuso a fabricar un bote de papel a una escala más grande en un modelo tipo canoa.  Como era de esperar, este barco de papel tuvo una navegación  breve y terminó siendo parte de un rito en el cual todxs depositaron su compromiso con el proyecto y con ellxs mismxs.

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