Es verano y en toda la comuna es el tiempo de las fiestas costumbristas, semanas de tal o cual localidad, etc. También es el tiempo del tropical ranchero. Un género musical ampliamente difundido e idolatrado en todo el sur de Chile, con exponentes consagrados como “Los Hermanos Bustos” o “Los charros de Lumaco”. Ya habíamos hablado con don Fernando y Los Ayala, con Marly y con la rancherita Maricel de Cascadas. Ahora nos han dicho que hay otro más que se llama Julio Vargas, nombre artístico “el charro Julio”. El charro Julio vive en la Población Paz Belén, de Cascadas. Es un artista, un loco lindo. Cuando llegamos a su casa, estaba haciendo arreglos a su casa, por lo que lo pillamos en plena faena de maestro constructor. Era ya en la tarde, como a las siete y salió a recibirnos. Pensaba que éramos de policía de investigaciones (ratis) jajaja. La Paz Belén es una población de gente humilde, trabajadora y de esfuerzo, que además deben lidiar con algunos problemas de consumo de drogas y alcohol. Después sabríamos también de la participación del charro Julio en la Guardia civil (¿así se llama?) y de su afición por los uniformes.
Es terrible lo desigual del pueblo de un lado y otro de la ruta. Aunque a algunos le moleste, los que tienen propiedades a orillas del lago son acomodadísimos mientras quienes viven más alejado al lago van cayendo cada vez más en la mismísima pobreza. La Paz Belén más vulnerable, la menos privilegiada. No es solo la pobreza material, sino también la pobreza mental, cultural, espiritual, etc. la que indigna.
La cosa es que nosotros empezamos a contarle al charro Julio del proyecto, de lo que andábamos haciendo con la residencia y que si nos podía llenar la encuesta para el catastro de artistas. Entonces Julio nos pregunta: -y por qué me vienen a decir estas cosas a mí? Y nosotros lo miramos y respondimos de inmediato: -porque tu charro Julio eres un artista.
Charro Julio se emocionó casi a las lágrimas, no cabía más en sí, nos dijo empoderado: -sí, yo soy un artista, bienvenidos a mi casa. Y entramos a la casa donde estaba su madre, su mujer y sus hijos, todo en plan de faena en plena obra. Ahí obtuvimos tres testimonios al toque, el del artista y el de las fans total. Su mujer guardaba discos de sus bandas anteriores y su madre recordaba cómo era en las presentaciones. Una memoria muy bonita y emocionante. Para más remate Julio nos cuenta de sus orígenes con el rock, de sus pasos por la cumbia y su conversión en un charro clásico del tropical ranchero de puerto Octay y Cascadas. Una historia de vida valiosa sin dudar.
Lo invitamos a tocar, que nos diera el contacto de sus antiguos colegas y el muy entusiasta. Luego nos confesó que había rencillas no resueltas con su antiguo grupo y ahí la relación se fue desvaneciendo. Luego supimos que estaba sin trabajo, pasando por algunos problemillas económicos. Da tristeza no poder ayudar, pero bueno, el charro julio sigue dando la pelea.